Nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.
La vida da tantas vueltas y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno y lo bueno, malo.
Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en Dios, porque todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas y para el plan infinito.
Así que esperemos el día de mañana con alegría...
Vivamos el hoy -este Instante- del ahora con plenitud!!!
Mané
Soñando con ese mañana ...
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