El diseño divino y por ende perfecto del ser humano incluye un centro instintivo para podernos relacionar con el entorno y con los demás; un centro emotivo para poder amar y ser amados y un centro mental que nos permite discernir y saber claramente qué hacer. En el proceso de "adoptar" una personalidad, lo primero que hacemos es empezar a vivir nuestra experiencia de vida concentrando la mayor parte de la energía vital en uno de los tres centros: instintivo, sentimental o mental, y desde él pretendemos efectuar las funciones de los otros centros, antes determinadas, complicándonos mucho la vida. Pero lo más dramático de este desequilibrio hacia un solo centro es que es precisamente en aquello para lo cual está diseñado ese centro sobrecargado, donde tenemos cada quien las mayores dificultades: los instintivos en las relaciones con los demás y con el entorno, los sentimentales en todo lo que se refiere a amar y ser amados, y los mentales con el hacer, porque no hacen o por dispersarse en el hacer.
Existe una forma muy bella de comprender el trabajo personal con el eneagrama, y a la vez de tomar conciencia de su permanente dinamismo. En el Eneagrama se habla de personalidades primarias (las del triángulo) y secundarias (las del hexagrama), como "desviaciones" de la primaria del respectivo centro. Si todo nuestro trabajo con esta valiosa herramienta es la búsqueda del equilibrio y la armonía, veamos cómo resulta más que deseable centrarse en el propio centro de la respectiva tríada. Olvidando el resto, centrémonos en sólo el triángulo central y en la polaridad expresada en cada vértice:
Cada quien se sitúa en su centro de energía principal, aquel donde se mantiene.
Es decir, si eres un cerebral tiendes a permanecer en el punto Sabiduría / Miedo.
Si arrancas conSabiduría, en el sentido correcto - el del reloj -, encuentras Paz en el 9 y sigues por Amor al 3.
Y si sigues girando de nuevo en el 6 tendrás más sabiduría y ello te dará más paz, y ello más amor...
Pero si arrancas con Miedo, vas hacia el 3 por Vanidad (como exigencia de ser reconocido), luego para el 9 por Rabia y regresas por más miedo a tu 6 y luego más vanidad...
Es decir, si eres un cerebral tiendes a permanecer en el punto Sabiduría / Miedo.
Si arrancas conSabiduría, en el sentido correcto - el del reloj -, encuentras Paz en el 9 y sigues por Amor al 3.
Y si sigues girando de nuevo en el 6 tendrás más sabiduría y ello te dará más paz, y ello más amor...
Pero si arrancas con Miedo, vas hacia el 3 por Vanidad (como exigencia de ser reconocido), luego para el 9 por Rabia y regresas por más miedo a tu 6 y luego más vanidad...
Eso es arrancar y moverse en reversa. Cuando se mueve, porque nos podemos quedar quietos un tiempo muy variable en la desintegración, y cuando nos instalamos en un centro diferente al nuestro, lo utilizamos muy mal, nos come vivos literalmente...
La Acción
El universo responde a la acción, no al pensamiento. La vida es acción. La acción es posterior a una decisión, pero ésta surge como respuesta a un interrogante.
El Eneagrama, de la forma más precisa nos ilustra acerca del interrogante que precede toda decisión desde el desbalance y el autoengaño de la personalidad y, también, por la misma dinámica natural del triángulo central, ofrece la salida para que la acción sea eficaz y apropiada, frente a cualquier situación.
El Eneagrama, de la forma más precisa nos ilustra acerca del interrogante que precede toda decisión desde el desbalance y el autoengaño de la personalidad y, también, por la misma dinámica natural del triángulo central, ofrece la salida para que la acción sea eficaz y apropiada, frente a cualquier situación.
Por tríadas, he aquí como empieza, desde el automático, la formulación del interrogante:
Esto significa que los cerebrales atrancan y/o difieren el hacer, la acción, innecesariamente las más de las veces, atascados en el ¿Cómo?... Pero, ¿cómo?... Y si acaso despegan de allí, en reversa, se acaban de enredar en el ¿Con quién?...
Cuando su salida natural es conscientemente en el aquí y ahora, preguntarse ¿Qué hay que hacer? ¡y hacerlo!
La clave está pues en cambiar, si eres cerebral, el interrogante del ¿Cómo? por el ¿Qué? de los instintivos.
Cuando su salida natural es conscientemente en el aquí y ahora, preguntarse ¿Qué hay que hacer? ¡y hacerlo!
La clave está pues en cambiar, si eres cerebral, el interrogante del ¿Cómo? por el ¿Qué? de los instintivos.
A los instintivos, es el ¿Qué? lo que los mete en líos. Impulsivos (El Nueve también porque desde el ego, si actúa, lo hace con una de las alas), primero actúan y luego si acaso se dan cuenta, ya han ofendido, agredido o atropellado a los demás... O, en reversa, al meterle mente al asunto, o sea al conectar el miedo y no la sabiduría, se paralizan en el ¿Cómo? Es así como es de oro, para ellos, cambiar el ¿Qué? por el ¿Con quien?, lo cual les da la consideración por los demás, que sus egos no tienen. Los conecta con el Amor...
De la misma manera, los vanidosos, tan enganchados con los demás, su pregunta reactiva inmediata del ¿Con quién?, hace que su vida cambie totalmente al ser cambiada por el¿Cómo? que los conecta con el centro mental...
Y no el ¿con quién?, seguido del ¿qué?, que desde luego, también los mete en muchos líos.
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