Se tiene una vida mental e interior que es dinámica, con fuerzas psíquicas que están en constante movimiento y que intentan salir hacia fuera, proyectándose en la vida de cada día. Nuestro comportamiento, claro está, como seres humanos, es condicionado por experiencias, motivaciones y miedos que no siempre conocemos, ni controlamos, en ese sentido:
"Hay cosas que se olvidan precisamente para conservarlas de por vida".
Y desde allí, desde ese lugar de saber, construido con olvidos, gobiernan parte de nuestras vidas. A ese lugar Freud lo llama inconsciente, memoria de nuestra satisfacción libidinal que puede retornar en el síntoma. Desde el principio hasta el final de su elaboración teórica Freud concibe el síntoma como una solución de compromiso entre una fuerza que exige satisfacción y otra que se opone. Por eso no es tan fácil que los síntomas por los que una persona consulta a un analista, desaparezcan porque están formando parte de su economía libidinal.
El inconsciente no es un baúl de recuerdos de hechos y sensaciones vividas y olvidadas, sino que es un conjunto de fuerzas dinámicas que directa o indirectamente dirigen nuestro comportamiento. En el mundo interno de la persona existen pulsiones y fuerzas dinámicas desconocidas, así como emociones y sentimientos que fueron rechazados al inconsciente sin que la persona tuviera conocimiento de ello.
Reconocer y aceptar la existencia del inconsciente, y que éste condiciona nuestra conducta y forma de pensar, es una herida para el narcisismo humano que cree dominarlo todo. No todo nuestro actuar es objetivo, ni coherente, ni del todo razonable. Existen muchas decisiones y formas de actuar que son incomprensibles, como la manifestación externa de un mundo interior desconocido que está siempre activo y que no controlamos.
Hay situaciones que no tienen una explicación racional y lógica y que encuentran su razón de ser en el inconsciente:
-Tener lapsus, olvidos no deseados, totalmente involuntarios.
-Reaccionar de una manera violenta ante ciertas personas y situaciones, sin que uno sepa por qué.
-Tropezar una y mil veces con la misma piedra, y no poder hacer nada para evitarlo.
-Tener miedos, temores irracionales y sin sentido, y no poder librarse de ellos: Miedo a viajar en avión, a los perros, a la oscuridad, a los espacios cerrados, etc.
-Creer que una persona es buena y todo lo hace bien, aunque mucha gente te demuestre lo contrario, o al revés, sientes una gran antipatía por una persona que no conoces.
-Ser muy sensible a cualquier broma o comentario, aunque sea sin mala intención.
El inconsciente siempre intenta liberar tensiones y buscar el máximo de satisfacción, sin tener en cuenta lo que está permitido personal y moralmente. Una persona puede comerse muchos dulces aunque sepa que le hacen daño.
No tiene en cuenta ni el tiempo ni el lugar. En los momentos más inesperados podemos tener sentimientos de ansiedad, de miedo o de celos; sin saber por qué, ni de dónde vienen. Uno de los ejemplos más claros son los sueños, donde se mezclan hechos y experiencias pasadas sin relación alguna entre ellos.
No hay principio de contradicción. Una persona puede amar y odiar a la vez a una misma cosa o persona. Ejemplo.
Admirar a una persona por su coraje y entrega a los demás y rechazarla por ser tímida y antipática.
En nuestro mundo inconsciente no existe la duda, y difícilmente se puede modificar con razonamientos objetivos aquello que internamente se vive como una gran certeza.
El inconsciente es indiferente a la realidad externa.
Un ejemplo aproximativo sería distraerse y pensar en las vacaciones precisamente en el momento del trabajo.
En nuestro mundo interno hay muchas experiencias y afectos relacionados con hechos ocurridos hace tiempo, y que la persona no recuerda en absoluto. Pero, a pesar de ello, pueden aflorar repentinamente en la memoria sin que uno sepa cómo ni por qué.
Remitirnos al inconsciente, es ese saber, que Freud nos enseña que sólo puede darse de un modo indirecto, mediante los datos que suministran los sueños, los actos fallidos, los test proyectivos y sobre todo, la historia de síntomas neuróticos y psicóticos.
El inconsciente, es psíquicamente positivo, en constante evolución y cargado de energía psíquica.
La existencia del inconsciente se puede establecer por el contenido y modo de actuar. Dentro de los contenidos se pueden encontrar los argumentos que el propio Freud describe en su escrito "Lo inconsciente" de 1915 que a continuación se menciona:
-Una conciencia de la que su propio portador nada sabe es algo diverso de una conciencia ajena.
-El análisis apunta que los diversos procesos anímicos latentes que discernimos gozan de un alto grado de independencia recíproca, como si no tuvieran conexión alguna entre sí y nada supieran unos de otros.
-Por la investigación analítica llegamos a saber que una parte de estos procesos latentes poseen caracteres y peculiaridades que nos parecen extraños y aun increíbles, y contrarían directamente las propiedades de la conciencia que nos son familiares.
Entablar la existencia del inconsciente así como la percepción del mundo exterior Kantiano, donde el sujeto cognoscente percibe esa realidad desde sus esquemas a priori, llega a la conclusión
"Como lo físico, tampoco lo psíquico es necesariamente la realidad según se nos aparece.
No obstante, nos dispondremos satisfechos a experimentar que la enmienda de la percepción interior no ofrece dificultades tan grandes como de la percepción exterior, y que el objeto interior es menos incognoscible que el mundo exterior" (Freud,XIV:167).
En términos generales, se puede afirmar que el Inconsciente (Icc):
Está constituido por contenidos reprimidos a los que ha sido rehusado el acceso al sistema Pcc-Cc por la acción de la represión.
-Sus contenidos son representantes de las pulsiones.
-Estos contenidos están regidos por los mecanismos específicos del proceso primario- la condensación y el desplazamiento.
-Son sometidos a las deformaciones por la censura
-Son especialmente los deseos infantiles los que experimentan una fijación en el inconsciente.
-Las representaciones inconscientes se hallan ordenadas en forma de fantasías, guiones imaginarios a los cuales se fija la pulsión y que pueden concebirse como verdaderas escenificaciones del deseo.
-El Icc es algo que se constituye.
-El núcleo del Icc consiste en agencias representantes de pulsión que quieren descargar su investidura, por tanto, en mociones de deseo.
-Los procesos del sistema Icc son atemporales y tienen sustitución de la realidad exterior por la psíquica.
La atemporalidad del inconsciente es una de las características más conocidas de la metapsicología freudiana.
Este funcionar ajeno a la temporalidad ha encontrado entre los psicoanalistas una de las más tranquilas aceptaciones y concordancias respecto a su objeto de estudio.
Aunque quizá con ello, todo lo que se quiera decir no es sino que las reminiscencias de las que sufre el neurótico no son desgastadas por el paso del tiempo y estas son consideradas como actuales y vigentes.
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