Diosa Mané

Diosa Mané
Mané Castro Videla - Mujer Poeta y Artista Plástica Argentina - Española

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Algo cambio.... la palabra de Antonio Campos Villagomez

MANE:

en la insensatez de mis letras de colores
FALTA EL COLOR SENSATO QUE ILUMINE MIS NOCHES
desembarcado en una de mis noches largas
ENCONTRE UNO DE TUS POROS Y NO PUDE CERRARLO

poblando mi ser de sueños de ayer
ENCONTRE EL SEXTO LIBRO DE POEMAS DEL CUARTO MENGUANTE
 descubriendo todos mis velos
ME DI CUENTA QUE FALTABA EL QUE OCULTA TU ROSTRO
devolviendo-me la existencia y dando una vez mas cobijo a la niña
VEO QUE MI INFANCIA NO SE HA IDO, QUE AUN ME LLORA
 a la mujer que eres a la que me habita
LA DECLARO POETA UNIVERSAL Y LA CONDENO A SER BELLA
POR ENCIMA DE LO HERMOSO


MANE: medio tardadito pero aqui estoy otra vez te mano mil besos ojala te guste esta barbaridad que te escribi
Antonio Campos Villagomez
Musico , Escritor
Toluca edo de mexico México
 
Ohhhhhhhh mi bello y querido Antonio
Tantas noches largas sin ti y de pronto en la profundidad del ruido silencioso de la noche escucho tu inconfudible voz...
Mi corazón late con más fuerza y mi rostro del alma iluminas con ellas
Me llenas de luz en este nuevo andar...
Mi querido Antonio tan sólo siento a esta hora y tus palabras me abrazan, me dan calor... me cobijan, me alimentan de Amor !!!
Graciasss ... Mil Graciassss Antonio danzemos unidos... la maravilla gracia y bendición de estar vivos, de Ser hijos de la esencia más profunda y honda de la libertad !!!
Graciasss por Ser parte de mi vida ,
te quieroooooooooo  Mané

Algo cambió, si algo cambió desde la última vez que te escribí, como ayer, siempre uno está desde algún lugar  sintiendo a todas las lágrimas del Universo posándose en mí en eterno mantra

 Uno es, la pronunciada voz rota de la gota clara en cada una de las lágrimas derramadas de todos los tiempos

Pican, arden, estallan y se transforman en los vértices entre los inciensos de mirra y amizcle, en las aromáticas rosas amarillas y  en la vela encendida iluminando los espacios que  lentamente se consume

Las percibo algunas unidas, otras separadas…

Más, todas están colgadas prolijamente en el pentagrama y brillan resplandecientes en mi clave de sol  

Aterciopelados pétalos cubriéndome, rozándome, besándome desde la naciente profundidad azulada de mis grandes ojos negros

Son ellos y no otros, en constante andar los que me sostienen la mirada y, en su lento y suave pestañar, se re- crean…

Abren sus nacaradas y frágiles alas, volando hacia a ti a alcanzarte... A  alcanzar-me

Naturaleza que nunca termina  

En cada palabra, en las pausas y en todos los sonidos

En plegaria desde mi mirada rompiendo las barreras del sonido silencioso trayéndote hacia mí

En barquito de papel del doblez de la servilleta

En el sabor rico de finas hierbas

En el sobrecito de azúcar en moño

En el agua cristalina fresca recorriéndome y lavando

Todo mii rostro y el desnudo cuerpo

En mis manos hacedoras de arena y miel, sujetándote

Es así, siempre a uno le pasa lo mismo...

Es el rimmel de mis pestañas

Es la esencia, es la que nunca cambia

Es cada uno de estos y  todos mis des-tiempos 

Es en este bello e inigualable despertar-se en voces de sombras 

Es el que a diario siempre me das y me ofreces en flor,

Es re encontrándome con otros colores, aromas  

Es este sentir-se sintiendo

Es, este que has sido  y eres

Es este sentir sintiendo donde también muero ahogada por dentro

Es en este viejo baúl donde hay tantas, tantísimas cosas... 

Es mis mejores vestidos largos... enormes capelinas...

chalinas...   largos guantes...  muñecas de Mallorca...

libros…  long play de pasta… Oh!

Es mortal

Es la luz saliendo del fondo, la que enceguece y pesa,

Es aquel viejo y amado alhalajero de plata sin llave,

cubierto de caracolas y algas de mi último naufragio

Es la cajita de corazón de cristal protegiendo las benditas y pequeñitas pulseras con cada uno de los nombres de mis príncipes y sus dientes del ratón perez engarzados en oro y plata

Es los largos collares de piedra, los de perlas cultivadas y los de cristales de roca…

Es y son todos y cada uno de los anillos, pulseras, relojes...  y, es allí, en el medio de ellos donde están tiradas jugando al azar marcando el destino unas pocas viejas fotos amarillas... 

Es mi alma distraída en estos instantes la que te canta a media voz, la dulce melodía, la que se re crea…



Danzante danza

Siempre eterna

Igual, distinta...

Diferente,

Al resto

A lo demás... 



Es la insensatez de mis letras de colores

Desembarcado en una de mis largas noches largas

Poblando mi ser de sueños de ayer, hoy y mañana

Delineando  mis orillas

Des-cubriendo todos mis velos

Devolviendo-me la existencia y  dando una vez más

cobijo a la niña…

A la Mujer, la que Soy y Es,  la que me habita!








Mané Castro Videla

Felizzz en salita de tres rosa ...

Celebrando su cumple 55


              

Sri Aurobindo

Sri Aurobindo [1872 - 1950]
El Ideal de la Unidad Humana

Aurobindo
La "Madre"
Sri Aurobindo fue un alma múltiple: Filósofo y poeta, revolucionario nacionalista, yogui y arquitecto de un mundo nuevo. Encarnó en su vida a un nuevo tipo de pensador; afín a otros grandes mensajeros de nuestros tiempos, y que dialogó con cultura de Occidente y el misticismo de Oriente.
Las Naciones Unidas reconocieron su aporte a la paz mundial, y apoyaron la creación de la ciudad de Auroville, un verdadero "Laboratorio espiritual internacional" para el desarrollo humano.
En su enseñanza definió un mundo que no figuraba en ningún mapa psíquico, al que dió el nombre de "supramental". Con ello convirtió el yoga integral en un yoga supramental o de la transformación humana. Él mismo se dedicó, en su reclusión voluntaria durante sus últimos 24 años de vida, a favorecer el avance del desarrollo de la conciencia en el mundo, por medio del yoga supramental. Cuando Sri Aurobindo nació, en Calcuta, India, el 15 de agosto de 1872, la reina Victoria se preparaba para coronarse emperatriz de la India. El doctor Krishnadhan Ghose, padre de Aurobindo, había estudiado medicina en Inglaterra, convirtiéndose a tal punto a la cultura inglesa, que rechazó la sola idea de que sus tres hijos se contaminasen del misticismo "retrógrado y embriagador" en que su país parecía hundirse. Era tan extrema su oposición, que quiso evitar que su familia siquiera conociese las tradiciones de la India. Así las cosas, al pequeño le fue dado un nombre ingles –Akroyd –, una institutriz inglesa – Miss Pagget – y, a la edad de cinco años, fue enviado a una escuela de monjas irlandesas en Darjeling, donde inició sus estudios con los hijos de los administradores británicos.
Dos años más tarde, los tres hijos del doctor Ghose fueron enviados a Inglaterra, y confiados a un pastor anglicano en Manchester "con instrucciones estrictas de que no conociesen a ningún hindú ni se expusiesen a ninguna influencia india". Durante trece años Aurobindo no volverá a pisar patria, ni verá a sus padres. Y este desgarro es tan drástico que, cuando por fin regresa, completados sus estudios superiores, ya no verá vivo a su padre, y hallará a su madre enferma a tal punto que apenas lo reconoce al verlo. Así debió vivir, desarraigado de su cultura, su medio ambiente y su familia.
Entre otras instrucciones, el doctor Ghose había ordenado al pastor Drewett que no diese ninguna educación religiosa a sus hijos, a fin que ellos mismos pudiesen escoger, si querían y cuando tuviesen edad de decidir, su propia religión.  Pero la madre del pastor, quien se propuso salvar el alma a los tres pequeños, no estuvo dispuesta a seguir esta indicación. Un día llevó a Aurobindo, de diez años, a una reunión de pastores no conformistas. "Una vez hecha las plegarias – relata después Aurobindo– vino la hora de las "convenciones". Yo me aburría en extremo. Después, un pastor se aproximó a mí y me hizo algunas preguntas. No respondí nada. Entonces todos exclamaron: "¡Está salvado! ¡Está salvado!" y se pusieron a orar por mí y a dar gracias a Dios". Este tipo de experiencias lo llevarían a sostener que la religión y la espiritualidad no son sinónimos. "La verdadera teocracia –escribirá mas tarde– es el reino de Dios en el hombre, no el reino de un Papa, de una iglesia o de una casta sacerdotal."

El indio erudito A los doce años debió trasladarse a Londres para ingresar al St. Paul´s School. A esa edad ya había aprendido a fondo el latín y la lengua francesa. El director del St. Paul se mostró tan sorprendido por el talento de su alumno, que decidió darle él mismo las lecciones de griego.

Su capacidad de aprendizaje era tan alta que al cabo de tres años podía tomarse la libertad de no asistir a la mitad de los cursos, y dedicarse por completo a la lectura, su ocupación favorita. Lee a Shelley, a los poetas franceses, a Homero y Aristófanes; y muy pronto todo el pensamiento europeo –porque tempranamente supo lo suficiente de alemán y de italiano para leer a Dante y a Goethe en su lengua original– pueblan su soledad. Durante ese período no cultiva una vida social, ni trata de establecer relaciones de amistad, lo que contrasta con Mono Mohan, el segundo de sus hermanos, quien llegaría a distinguirse en la poesía inglesa, y que deambulaba en esa época por Londres con su amigo Oscar Wilde. Al regresar del colegio, en 1890, una beca le permitió ingresar al Cambridge King´s College. Su familia había dejado de enviarle dinero casi por completo, y la beca era muy baja para poner remedio al frío y al hambre, más aún porque los hermanos mayores participaban también, de aquella ayuda. Tenia entonces dieciocho años y permanecía obediente a los designios de su padre. Pero eso no se prolongaría por mucho tiempo. En Cambridge, continuó demostrando su capacidad académica, y desde el primer año acumuló todos los premios de poesía griega y latina. Pero su corazón no vibraba por ello; en medio de ese ambiente brillante de la universidad comenzó a inclinarse por lecturas que le mostraban la otra cara de Europa. Juana de Arco, Mazzini, la revolución americana, la historia de los marginados, de los rebeldes, desfilan ante sus ojos ávidos. Comienza a configurarse en él un espíritu libertario, que lo lleva a soñar –a él, que no recordaba muy bien lo que era un indio, y menos aún un hindú, y que casi no había vivido en su propia tierra– en la liberación de su país, en la independencia de la India. Esta intempestiva vocación política no lo abandonaría durante los siguientes veinte años. Invadido por este nuevo espíritu, se hizo secretario de la Indian Majlis, asociación de estudiantes indios de Cambridge. El niño solitario se convirtió en un joven lleno de entusiasmo; el erudito vio inflamada de pasión su sabiduría, y comenzó a realizar un fuerte activismo estudiantil. Pronunciaba discursos revolucionarios, repudió su nombre británico, y en un paso audaz se afilió a la sociedad secreta Loto y Puñal. Todo ello lo llevó a convertirse en un sospechoso para la institucionalidad británica, y pronto figuró en las listas negras, lo que no le impidió obtener finalmente su licenciatura en las Letras Clásicas.

Asham in Pondichery
Regreso a la India Tiene veinte años cuando, en 1892, se embarca con rumbo a su tierra natal. Sus títulos y su calidad académica permitieron que a su llegada a Bombay el Maharajá de Baroda le confiriera el puesto de profesor de francés. Con ello resolvía la primera urgencia de contar con ingresos suficientes para subsistir. Más tarde obtuvo el puesto de profesor de lengua inglesa en el College del Estado, del que muy pronto llego a ser director adjunto. Al mismo tiempo desempeñó las funciones de secretario particular del príncipe. La corte y la enseñanza absorben su tiempo, pero Aurobindo traía en sus maletas la preocupación por la suerte de la India. Ello lo impulsó a realizar numerosos viajes a Calcuta, donde se interiorizó de la situación política y comenzó a escribir artículos sobre el yugo británico, y criticaba vivamente la "política pordiosera" del Congreso indio: "Nada de reformas, nada de colaboración", argumenta. Se formuló entonces el propósito de estimular las energías de la nación con miras a una acción revolucionaria. Entonces se entregó a actividades políticas secretas que le llevarían hasta los umbrales de la horca. Durante trece años Sri Aurobindo jugó con fuego, la misma cantidad de años que duró su formación en Inglaterra. Lo paradójico, sin embargo, es que su misma vocación revolucionaria se convertirá en el detonante de su acercamiento al mundo espiritual. No buscó la soledad, ni se sentó con las piernas cruzadas, ni se hizo discípulo de ningún maestro. Los templos no le interesaban. Cuando un amigo le aconsejó el yoga, él se opuso: "el yoga que exige que yo abandone el mundo, no esta hecho para mí; el solitario que deja al mundo entregado a su suerte es una cosa casi repugnante".   Pero la fuerza del espíritu y el camino del yoga llegaría hacia él, porque son misteriosas las maneras en que se realiza un destino.

La acción revolucionaria
En 1906, Aurobindo ejerce como director del diario de Calcuta Bande Matarm ("Salud a la Madre india"), desde allí predica la causa del nacionalismo con fervor de auténtico misionero. El diario es el primero en declarar en forma pública el propósito de la independencia total, contribuyendo de manera poderosa al despertar de la India. Paralelamente se convertía en director del primer National College de Calcuta. Dirige tras bambalinas una organización secreta de alcance nacional, que se preparaba para cuando llegaría el día del levantamiento armado, al tiempo que se dedica a redactar un programa estratégico que completa cuatro puntos centrales: despertar en la India la noción de independencia; Mantener a la gente en estado de rebelión permanente; Transformar el Congreso indio y sus tímidas reivindicaciones en un "movimiento extremista", declarando sin ambages el ideal de independencia completa. Y por último, organizar en forma secreta una insurrección armada.
Con su joven hermano Barin, comenzó a preparar grupos de guerrilla en Bengala, bajo la fachada de asociaciones deportivas o culturales, e incluso envió a Europa un emisario para que aprendiera a fabricar bombas.
Su promoción pública del nacimiento extremista convirtió al joven poeta en el hombre más peligroso de la India. Ello hizo que tras el asesinato de las señoras Pringle Kennedy en Muzzaferpore a manos de los revolucionarios exaltados, Sri Aurobindo fuera detenido, acusado de conspiración, y encarcelado en régimen de incomunicación en la prisión de Alipur.

El "milagro" espiritual
En una ocasión, en medio de su dedicación a la actividad revolucionaria previa a la prisión, el hermano mayor y colaborador de Aurobindo, Barin, enfermó de gravedad. Casualmente, pasó mendigando frente a su casa un monje errante, pidiendo de comer según era costumbre, cuando vio a Barin temblando de fiebre. Sin decir palabra, pidió un vaso de agua, trazó sobre el joven enfermo un signo y, pronunciando unas palabras desconocidas, le dio de beber. Luego desapareció tal como había llegado. No alcanzaron a pasar más de cinco minutos, cuando la fiebre de Barin se había normalizado por completo. Aurobindo ya había oído hablar de los extraños poderes de tales ascetas, pero era la primera vez que tenia una experiencia directa. Reflexionó entonces que el yoga podía servir para algo más que evadirse del mundo. "Había en mí un agnóstico, había un ateo, un escéptico; Yo no estaba siquiera seguro de que dios existiese... Sólo sentía que alguna poderosa verdad debía existir en alguna parte de ese yoga. Decidí pues practicarlo, a fin de comprobar si mi idea podía justificarse, dirigiendo esta plegaria: "Si tú existes, tu conoces mi corazón... Bien sabes que no pido la liberación –mukti–; Nada pido de lo que reclaman los demás. Solo quiero la fuerza necesaria para sublevar a esta nación, no pido sino poder vivir y trabajar por este pueblo que amo".
Abierto a explorar ese camino, en medio de reuniones políticas y de su trabajo en el periódico, y bajo la amenaza constante de la policía secreta, le sobrevino un encuentro fundamental. El 30 de diciembre de 1907 conoció al yogui Vishnú Bhaskar Lelé. Tras saludarlo, le planteó directamente: "Yo quiero practicar el yoga para actuar, no para renunciar, ni siquiera por el Nirvana, al mundo". Lelé respondió: "Para usted no debería ser difícil, porque es un poeta". Tras esta inesperada respuesta, se retiraron ambos a un aposento aislado y permanecieron allí durante tres días.
"El primer resultado –escribió Aurobindo– fue una serie de experiencias muy poderosas y radicales cambios de conciencia que eran completamente contrarios a mis propias ideas, y me hicieron ver el mundo con prodigiosa intensidad."
En tres días quedé libre. A partir de ese momento, el ser mental en mí se convirtió en una inteligencia libre, una mente universal. Ya no era un ser limitado al círculo estrecho de los pensamientos personales, como un obrero en una fabrica de pensamientos, sino un receptor de conocimiento que recibía centenares de reinos del ser, libre de elegir lo que quisiere en ese vasto imperio de visión, en ese vasto imperio de pensamiento."

En prisión
En el amanecer del 4 de mayo de 1908, la policía británica llego para despertarlo, pistola en mano. Acababa de fallar un atentado; la bomba había sido fabricada en el jardín donde Barin, su hermano, entrenaba a algunos "discípulos". Ninguna responsabilidad le cabía en el fallido intento pues en sus principios, la organización de la lucha rebelde nada tenia que ver con los actos individuales de terrorismo, lo que quedó demostrado por su posterior absolución; pero se le retuvo un año en prisión en espera del veredicto.
"Cuando fui detenido... mi fe se sintió vacilante, no conseguía penetrar Sus designios... Pasó primero un día, luego otro. Al tercer día una voz se hizo oír dentro de mí: 'Espera y mira', dijo. Entonces recobre la calma y esperé... Y recordé que un mes antes de mi arresto, una llamada interior me había ordenado abandonar la actividad y dirigir mi atención al interior de mí mismo a fin de entrar en comunicación más estrecha con Él. ‘Ve adonde nadie ha ido –exclamó la voz. Cava más hondamente, más aún, hasta la piedra inexorable del fondo y llama a la puerta sin llave’."

La nueva vida en Pondichery
En mayo de 1909, tras un largo proceso, fue absuelto y puesto en libertad. Se instaló por unos meses en Chandernagore, y en 1910 arribó a Pondichery, su lugar de destino, del que no ya se movería.
Sus primeros meses en esa localidad, 170 Km al sur de Madrás, los vivió en medio de una gran miseria. Estaba aún bajo sospecha, su correspondencia era intervenida, y sus movimientos vigilados por los agentes británicos. Se intentó obtener su extradición con todo género de maniobras, las que incluyeron desde ocultar documentos comprometedores en la casa donde vivía hasta intento de rapto.
Pero toda esta acción era vana, ya que él había dado giro a su misión en la vida. Algunos de sus compañeros de armas esperaban que su "jefe" reanudase la lucha política, pero él sabia que ese ya no era su lugar. Además, había podido comprobar que "la maquinaria" funcionaba sola; el espíritu de independencia se había despertado en sus compatriotas y los acontecimientos seguirían su curso inevitable.
En 1914, tras cuatro años de contemplación espiritual, retomó su actividad literaria e inició la publicación mensual de una revista de filosofía, Arya, en la que expuso su visión del hombre y de la historia, de su destino y del avance de la humanidad hacia la unidad y la armonía.
Durante seis años ininterrumpidos, hasta 1920, publicó de modo continuo casi toda su obra escrita, más de cinco mil paginas. Escribía de manera singular; no un libro tras otro, sino cuatro y aun seis al mismo tiempo, sobre los temas más diversos, los que eran entregados como capítulos en la revista: La vida divina, donde está su visión espiritual de la evolución; Síntesis del yoga, en el que describe las etapas y las experiencias del yoga integral; los Ensayos sobre el Gita y su filosofía de la acción; El secreto del Veda, con un estudio sobre los orígenes del lenguaje; El ideal de la unidad humana y el ciclo humano, que consideran el aspecto sociológico y psicológico de la evolución, y las posibilidades futuras de las sociedades humanas.
En 1920, al cabo de seis años, estimó completa su labor, y cerró la revista. Después, sólo escribirá para atender su enorme correspondencia –miles de millares de cartas con todo género de explicaciones prácticas acerca de las experiencias yóguicas, las dificultades, los progresos–, y, sobre todo, se dedicará durante treinta años a redactar esa prodigiosa epopeya de 23.813 versos, el Savitri, concebido como un quinto Veda, donde expone las experiencias de los mundos de lo alto y lo bajo, sus batallas en el subconsciente y en el inconsciente, y toda la historia oculta de la evolución terrestre y universal, incluyendo su visión de los tiempos futuros.

La consolidación de la enseñanza
Con una admirable sincronicidad, como ya otras veces había ocurrido en su vida, una persona que sería fundamental para completar el proceso y consolidar su obra aparece en Pondichery en 1920. Se trata de Madame Mirra Richard, "La Madre", nacida en París el 21 de febrero de 1878, quien había alcanzado también, por su propio camino, la visión supramental. "Desde que vi a Sri Aurobindo –antes de verlo físicamente– comprendí que era él quien estaba llamado a realizar la obra sobre la tierra y que era con él con quien yo debía trabajar", escribirá la Madre.
Por su parte, Aurobindo afirma: "Cuando vine a Pondichery, me fue dictado desde dentro un programa para mi disciplina. Lo seguí y progresé por mi parte, pero no conseguía gran cosa en cuanto a la ayuda que debía deparar a los demás. Después vino la Madre; con su cooperación encontré el método necesario".
Y es ella quien toma la dirección del ashram cuando Aurobindo se retira, en 1926, a la soledad completa; también es ella quien continua su obra después de la muerte de él, en 1950. "La conciencia de la Madre y la mía son una misma y sola conciencia", escribió.
Sri Aurobindo y la Madre se entregaron en Pondichery a una serie de experiencias para "verificar" y "experimentar" lo que ambos habían descubierto sobre el cuerpo supramental "... noche y día, por muchos años, más escrupulosamente de lo que el sabio, verifica su teoría o método en el plano físico."
Ya habían comprobado el poder de la conciencia, que los "milagros" o intervención de los poderes superiores de la conciencia no llegaban a la esencia del ser y que eran del todo vanos considerados desde el punto de vista de la transformación del mundo "El verdadero tema no es la modificación exterior de la materia mediante intervenciones fugaces, llamadas sobrenaturales –aclaró Aurobindo–, sino su modificación por dentro de manera perdurable. Se trata de establecer las bases de una física nueva. La levitación, la conquista del sueño, del hambre, y aún de las enfermedades, no hacen sino tocar la superficie del problema, y constituyen una acción contra el orden de las cosas."
En este periodo, junto con consagrarse al trabajo espiritual, recibe también a un primer grupo de discípulos.

La soledad activa
El 24 de noviembre de 1926, inició un nuevo ciclo de su proceso, difícilmente comprensible para nuestras mentes, pero sí bajo la aceptación de la premisa aurobindiana de la supramente.
En ese momento, evalúa como cumplida una cuarta etapa de realización de su desarrollo espiritual, lo que determina para él una nueva misión: la de enfrentar a las fuerzas de la inconciencia en el mundo realizando una acción desde el plano supramental, ejecutando un yoga para la conciencia terrestre.
Para ejercerlo, determina que debe reclutarse en una habitación de su ashram, a fin de poder realizar su actividad con plena entrega. A ello dedicará los veinticuatro años siguientes, hasta el fin de su vida terrena. A pesar de estar recluido, no está aislado del mundo sino en pleno contacto con él.
Sigue cotidianamente el acontecer del mundo, y pone su fuerza espiritual a favor del avance de la conciencia y del descenso de lo supramental. Esto se expresa, por ejemplo, en su declaración explícita a favor de los aliados de la segunda guerra mundial, afirmando que ello se ponía en juego, con un vastísimo alcance, el avance o retroceso del desarrollo espiritual de la humanidad.
Desde ese momento, y hasta su muerte, Aurobindo sólo se contactó físicamente con sus discípulos tres veces cada año, para entregar sus mensajes. Fue, por lo tanto, la Madre quien se hizo cargo, desde 1926, de la organización de las actividades y de la dirección del grupo de discípulos, comenzando una gigantesca tarea para la continuación de la obra.
Sri Aurobindo deja su cuerpo físico el 5 de diciembre de 1950.

La obra en el mundo
La Madre continuó el trabajo con los discípulos, el que se abrió cada vez a un mayor numero de personas, constituyendo un nuevo tipo de ashram. Tradicionalmente, este consiste en una comunidad espiritual o religiosa cuyos miembros han renunciado al mundo a fin de consagrarse a los ejercicios yóguicos para alcanzar la liberación. En este caso, no se planteaba como un espacio de renunciamiento al mundo, sino como un lugar de experimentación para la evolución de una nueva forma de vida, que lleva aparejada la posibilidad de alcanzar altos niveles de conciencia.
A partir de un puñado de discípulos que vivían como miembros de la casa de Sri Aurobindo, con el tiempo el ashram llegó a constituir una comunidad que alcanzó a las 1800 personas.
El dinamismo de su obra hizo surgir un nuevo proyecto que concretó, finalmente, en febrero de 1968: "Auroville, la ciudad de la Aurora", pensada como la ciudad de la unión humana. Construida a pocos kilómetros al norte de Pondichery, reviste la forma de una gigantesca espinal. La UNESCO ha invitado a sus estados miembros y a las organizaciones no gubernamentales a participar en el desarrollo de Auroville como ciudad cultural internacional, destinada a reunir los valores de diferentes culturas y civilizaciones en un medio armónico.
En la actualidad, unas cinco mil personas habitan en forma permanente en la ciudad, y otras dos mil en el ashram, el que exige requisitos mayores para ingresar. A ello se agrega un flujo constante de millares de personas que asisten a las múltiples actividades de desarrollo espiritual que allí se ofrecen.
El ashram de Pondichery y la ciudad de Auroville constituyen hasta hoy los cimientos del "Deva Sangha", la Comunidad de Dioses, el principio del advenimiento de la supramente, que Sri Aurobindo concibió.
Fragmentos de Sri Aurobindo :
El espíritu, fin último
"La esperanza de futuro reside en una religión espiritual de la humanidad. Por ella entenderemos no lo que suele llamarse religión universal, sistema, credo, creencia intelectual, dogma o rito exterior. La humanidad ha tratado de alcanzar la unidad por ese medio. Pero en ello ha fracasado y merecía fracasar, porque no puede haber sistema religioso universal provisto de un único credo mental y de una forma vital única. No cabe duda de que el espíritu interior es único, pero la vida espiritual es la que más necesidad tiene de libertad, de variedad en cuanto a la expresión y a los medios de desarrollo. Una religión de la humanidad supone la percepción creciente de que existe un espíritu secreto, una realidad divina en cuyo seno todos somos uno, de que nuestro mundo es la humanidad el más preciado vehículo de ese espíritu y de que el género y el individuo humano son los medios gracias a los cuales esa realidad va a revelarse progresivamente aquí abajo. Una religión de la humanidad supone un esfuerzo creciente para vivir a fondo tal conocimiento y para instaurar en la tierra el reino de ese divino espíritu. A medida que ese reino crezca en nosotros, la unidad con nuestros semejantes se convertiría en el principio que gobierne toda nuestra vida y no se tratará simplemente de un principio de cooperación sino de una fraternidad más profunda, de un sentido real e interior de la unidad y de la igualdad, de una vida común a todos."

La democracia
"La democracia no constituye en modo alguno una garantía segura de la libertad. Por el contrario, hoy vemos como el sistema democrático de gobierno se encamina inexorablemente hacia la liquidación organizada de la libertad individual, hasta un punto que hubiera sido difícil imaginar en los antiguos sistemas democráticos y monárquicos. Es ciertamente posible que la democracia acabara con las formas más violentas y brutales de opresión despótica que esos sistemas llevaban emparejadas y permitiera a las naciones ricas implantar formas liberales de gobierno, lo que constituye sin duda alguna un progreso considerable. Hoy sólo resurge la opresión en épocas de revolución y de excitación. Pero en nuestros días se esta produciendo un despojo de la libertad, aparentemente más respetable, más sutil y más sistemático, también más moderado en sus métodos porque se apoya en una fuerza mayor y, por ello mismo, es más efectivo y brutal."

Acerca del camino
"Nosotros ignoramos si esta o aquella experiencia forma parte o no del camino, porque si supiésemos que progresamos, conoceríamos el camino, ¡Y no hay tal camino! ¡Nadie lo ha recorrido nunca! No se podrá decir lo que eso es sino hasta que este hecho." Es "una aventura en lo desconocido".

Los grados de conciencia
"La conciencia mental no es sino una gama humana, y no agota todas las gamas de posibles conciencias, así como la vista humana no agota todas las gradaciones del color ni el oído todas las gradaciones del sonido, porque existe, arriba tanto como abajo, un gran numero de cosas que el hombre no puede ver ni oír. De igual manera, existen ganas de conciencia que se hallan por encima y por debajo de la gama humana, con las que el ser humano normal no esta en contacto y que, por eso mismo, le parecen inconscientes gamas supramentales y gamas submentales...
En realidad, eso que llamamos inconciencia es, simplemente, otra conciencia."

La ilusión del tiempo


La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea.

La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay.

El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora.
No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente.
Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora.

Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente.

En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia.
De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La responsabilidad


La responsabilidad como parámetro es fundamental para lograr una meta: ser coherente entre lo que se dice y se hace con uno mismo y con las personas involucradas; ser ordenado en los objetivos y que el principal involucrado en la meta demuestre su esfuerzo trabajando igual o más que sus compañeros.
Otro valor fundamental es el sacrificio.
Todos podemos ser creadores o tener excelentes ideas, pero el arte más admirable es llevarlas a cabo ¿Cuántos creyeron ser los ideólogos de enormes sueños pero ante el gran trabajo que conllevan quedaron en palabras?
Es que ser creativo es sólo una parte de la tarea. El 90 por ciento de un sueño se basa en lo que hacemos por él y no en lo que decimos del mismo.
Recuperar los valores perdidos quizá sea le primer paso para pensar un sueño. El ser y el hacer son inseparables para poder lograr nuestros objetivos. Proyectar a largo plazo a través de la cultura del trabajo será la mejor forma que aquellas ideas de las deseamos vivir se conviertan en hechos. Los ideales se concretan haciendo !!!

domingo, 27 de noviembre de 2011

El mágico poder de los libros



Por haber inspirado a los escritores, por mantener viva la tradición de la lectura, por la profusión de sitios librescos, la National Geographic Traveler otorga ese calificativo a varias metrópolis célebres

El predominio anglosajón es fuerte en esta lista encabezada por Edimburgo, la Capital de Escocia, y seguida por Dublín y Londres, en ese orden. La legendaria San Petersburgo ocupa el 5º lugar, precedida por París. Con uno de los más grandes festivales literarios del mundo -convoca a 800 autores y más de 200.000 visitantes por año-, Edimburgo se lleva la palma en esta calificación. La ciudad escocesa puede ufanarse de haber inspirado a más de 500 autores clásicos, entre ellos el poeta Robert Burns (siglo XVIII), y los contemporáneos, Ian Rankin y Alexander McCall Smith. También fue la cuna de Sir Walter Scott (Ivanhoe, Rob Roy) y de Robert Louis Stevenson, autor de La Isla del tesoro y de El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde. El Museo de Escritores de Edimburgo organiza regularmente exposiciones dedicadas a escritores de renombre del mundo entero. Estas y otras actividades contribuyen a crear la atmósfera literaria que justifica este primer puesto, según el National Geographic Traveler.
En cuanto a Dublin, la revista sostiene que en la capital irlandesa el mundo literario es tan celebrado como la cerveza Guinness. Un paseo obligado es el tour por las tabernas en las cuales James Joyce y otros escritores encontraron inspiración. Y tragos. Se dice que Jonathan Swift, el autor de Los viajes de Gulliver (1726), era habitué de The Brazen Head. También en esta ciudad hay un Museo de Escritores que homenajea su tradición literaria, enraizada en la poesía irlandesa y en las leyendas celtas.
 Si bien en esta lista ocupa un segundo puesto, para la Unesco, Dublin es la ciudad de la Literatura. Un premio Nobel por cada millón de habitantes es el récord que le valió este reconocimiento. Cada 16 de junio se celebra allí el Bloomsday en honor de James Joyce todos los 16 de junio. Ese día, se hace un recorrido por la ciudad similar al de Leopold Bloom en la novela Ulises.
 Los sitios literarios de la capital inglesa son incontables. Numerosas excursiones temáticas permiten, por ejemplo, conocer el Londres de Shakespeare o el de Dickens. Y hasta un itinerario "Sherlock Holmes". También un paseo con parada en el Dukes Bar, donde Ian Fleming consumía martinis entre uno y otro episodio de James Bond.
 La inclusión de París en esta lista no debe sorprender a nadie, considerando que por años fue la meca de escritores de todo el mundo. La ciudad abunda en sitios de atmósfera literaria, desde el café Les Deux Magots, en el Barrio Latino, frecuentado por Ernest Hemingway, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, hasta el Cementerio de Père Lachaise donde descansan los restos de Oscar Wilde, pasando por los museos dedicados a escritores como Víctor Hugo y Honoré de Balzac.  
Finalmente, San Petersburgo, la ciudad barroca y neoclásica de Rusia, alberga escenarios literarios más oscuros. Fue, entre otras cosas, escenario de las tramas oprimentes de las novelas de Fiodor Dostoievski -como Crimen y castigo- que pasó allí sus últimos años y cuya residencia puede visitarse. El Museo y memorial Aleksandr Pushkin, evoca al escritor fallecido prematuramente a los 37 años, por las heridas recibidas en un duelo. El Café Literario fue el lugar donde cenó por última vez.

El cuerpo no miente

"Con bastante frecuencia el cuerpo reacciona con enfermedades al menosprecio constante de sus funciones vitales. Entre éstas se encuentra la lealtad a nuestra verdadera historia. Así pues, este libro trata principalmente del conflicto entre lo que sentimos y sabemos, porque está almacenado en nuestro cuerpo, y lo que nos gustaría sentir para cumplir con las normas morales que muy tempranamente interiorizamos. Sobresale entre otras una norma concreta y por todos conocida, el cuarto mandamiento, que a menudo nos impide experimentar nuestros sentimientos reales, compromiso que pagamos con enfermedades corporales. El libro aporta numerosos ejemplos a esta tesis, pero no narra biografías enteras, sino que se centra principalmente en cómo es la relación de una persona con unos padres que, en el pasado, la maltrataron.
La experiencia me ha enseñado que mi cuerpo es la fuente de toda la información vital que me abrió el camino hacia una mayor autonomía y autoconciencia.
Sólo cuando admití las emociones que tanto tiempo llevaban encerradas en mi cuerpo y pude sentirlas, fui liberándome poco a poco de mi pasado. Los sentimientos auténticos no pueden forzarse. Están ahí y surgen siempre por algún motivo, aunque éste suela permanecer oculto a nuestra percepción.
No puedo obligarme a querer a mis padres, o siquiera a respetarlos, cuando mi cuerpo se niega a hacerlo por razones que él mismo bien conoce. Sin embargo, cuando trato de cumplir el cuarto mandamiento me estreso, como me ocurre siempre que me exijo a mí misma algo imposible. Bajo este estrés he vivido prácticamente toda mi vida. Traté de crearme sentimientos buenos e intenté ignorar los malos para vivir conforme a la moral y al sistema de valores que yo había aceptado. En realidad, para ser querida como hija. Pero no resultó y, al fin, tuve que reconocer que no podía forzar un amor que no estaba ahí. Por otra parte, aprendí que el sentimiento del amor se produce de manera espontánea, por ejemplo con mis hijos o mis amigos, cuando no lo fuerzo ni trato de acatar las exigencias morales. Surge únicamente cuando me siento libre y estoy abierta a todos mis sentimientos, incluidos los negativos.
Comprender que no puedo manipular mis sentimientos, que no puedo engañarme a mí misma ni a los demás, fue para mí un gran alivio y una liberación. Sólo entonces caí en la cuenta de cuántas personas están a punto de desbaratar sus vidas porque intentan, como hacía yo antes, cumplir con el cuarto mandamiento sin percatarse del precio que sus cuerpos o sus hijos tendrán que pagar. Mientras los hijos se dejen utilizar, uno puede vivir hasta cien años sin reconocer su verdad ni enfermar a causa de su autoengaño.
Claro que, también, a una madre que admita que debido a las carencias su infancia es incapaz, por mucho que se esfuerce, de amar a su hijo, se la tachará de inmoral cuando trate de articular su verdad. Pero yo creo que es precisamente el reconocimiento de sus sentimientos reales, desligados de las exigencias morales, lo que le permitirá ayudarse de verdad a sí misma y a su hijo, y romper el círculo del autoengaño.
Un niño, cuando nace, necesita el amor de sus padres, es decir, necesita que éstos le den su afecto, su atención, su protección, su cariño, sus cuidados y su disposición de comunicarse con él. Equipado para la vida con estas virtudes, el cuerpo conserva un buen recuerdo y, más adelante, el adulto podrá dar a sus hijos el mismo amor. Pero cuando todo esto falta, en el niño del pasado permanece de por vida el anhelo de satisfacer sus primeras funciones vitales; un anhelo que de adulto proyectará sobre otras personas. Por otra parte, cuanto menos amor haya recibido el niño, cuanto más se le haya negado y maltratado con el pretexto de la educación, más dependerá, una vez sea adulto, de sus padres o de figuras sustitutivas, de quienes esperará todo aquello que sus progenitores no le dieron de pequeño. Ésta es la reacción natural del cuerpo. El cuerpo sabe de qué carece, no puede olvidar las privaciones, el agujero está ahí y espera a que sea llenado.
Pero cuanto mayor se es, más difícil es obtener de otros el amor que tiempo atrás uno no recibió de los padres. No obstante, las expectativas no desaparecen con la edad, todo lo contrario. Las proyectaremos sobre otras personas, principalmente sobre nuestros hijos y nietos, a no ser que tomemos conciencia de este mecanismo e intentemos reconocer la realidad de nuestra infancia lo más a fondo posible acabando con la represión y la negación. Entonces descubriremos en nosotros mismos a la persona que puede llenar esas necesidades que desde nuestro nacimiento, o incluso desde antes, esperan a ser satisfechas; podremos darnos a nosotros mismos la atención, el respeto, la comprensión de nuestras emociones, la protección necesaria y el amor incondicional que nuestros padres nos negaron.
Para que eso suceda, necesitamos experimentar el amor hacia ese niño que fuimos; de otra manera, no sabremos dónde está ese amor. Si queremos aprender esto en las terapias, necesitamos dar con personas capaces de aceptarnos tal como somos, de proporcionarnos la protección, el respeto, la simpatía y la compañía que necesitamos para entender cómo hemos sido, cómo somos. Esta experiencia es indispensable para que podamos aceptar el papel que desempeñaron los padres en relación con el niño antes menospreciado. Un terapeuta que se haya propuesto «modelarnos» no puede procurarnos esta experiencia, y tampoco un psicoanalista que haya aprendido que, frente a los traumas de la infancia, uno debe mostrarse neutral e interpretar como fantasías nuestros relatos. No; necesitamos precisamente lo contrario, es decir, un acompañante parcial, que comparta con nosotros el horror y la indignación cuando, paso a paso, nuestras emociones vayan revelándonos (al acompañante y a nosotros mismos) cómo sufrió ese niño y por lo que tuvo que pasar, completamente solo, mientras su alma y su cuerpo luchaban por la vida, esa vida que durante años estuvo en constante peligro. Un acompañante así, al que yo llamo «testigo cómplice», es lo que necesitamos para conocer y ayudar al niño que llevamos dentro, es decir, para entender su lenguaje corporal e interesarnos por sus necesidades, en lugar de ignorarlas, como hemos hecho hasta ahora y como hicieron nuestros padres en el pasado.
Lo que acabo de decir es muy realista. Con un buen acompañante, que sea parcial y no neutral, uno puede encontrar su verdad. Durante el proceso, puede liberarse de sus síntomas, curarse de la depresión y ver cómo aumentan sus ganas de vivir, salir de su estado de agotamiento y sentir que su energía crece en cuanto deje de necesitarla para reprimir su verdad. El cansancio típico de la depresión aparece cada vez que reprimimos nuestras emociones intensas, cuando minimizamos los recuerdos del cuerpo y no queremos prestarles atención.
¿Por qué estas evoluciones positivas se dan más bien poco? ¿Por qué la mayoría de la gente, especialistas incluidos, prefiere creer en el poder de los medicamentos a dejarse guiar por el cuerpo? Es el cuerpo el que sabe con exactitud lo que nos falta, lo que necesitamos, lo que tuvimos que soportar y lo que nos provocaba en nosotros una reacción alérgica. Pero muchas personas prefieren recurrir a los medicamentos, las drogas o el alcohol, con lo que el camino hacia la verdad se les cierra aún más. ¿Por qué? ¿Porque reconocer la verdad duele? Eso es indiscutible. Pero esos dolores son pasajeros y soportables, si se cuenta con una buena compañía. El problema que veo aquí es que falta esa compañía, porque da la impresión de que casi todos los facultativos de la asistencia médica, debido a nuestra moral, tienen grandes dificultades para apoyar al niño en otros tiempos maltratado y reconocer cuáles son las consecuencias de las heridas tempranamente sufridas. Están bajo la influencia del cuarto mandamiento, que nos obliga a honrar a nuestros padres «para que las cosas nos vayan bien y podamos vivir más años».
Es lógico, pues, que dicho mandamiento obstruya la curación de antiguas heridas. Aunque no es de extrañar que hasta ahora nunca se haya hecho una reflexión pública de este hecho. El alcance y el poder de este mandamiento son enormes, porque se alimenta de la unión que hay entre el niño y sus padres. Tampoco los grandes filósofos y escritores se atrevieron jamás a rebelarse contra este mandamiento. A pesar de su dura crítica a la moral cristiana, la familia de Nietzsche se libró de dicha crítica, pues en todo adulto al que en el pasado maltrataron anida el miedo del niño al castigo cada vez que intentaba quejarse del proceder de sus padres. Pero anidará sólo en tanto que éste sea inconsciente; en cuanto el adulto tome conciencia de él, irá desapareciendo progresivamente.

Alice Miller ( texto tomado de su libro "El cuerpo nunca miente" )
Alice Miller (Lemberg, entonces Polonia y actualmente Ucrania, 12 de enero de 1923 – Saint-Rémy-de-Provence, Francia, 12 de abril de 2010) fue una psicóloga conocida por su trabajo en maltrato infantil y sus efectos en la sociedad así como en la vida de los individuos. Nació en Polonia, en el seno de una familia hebrea, pero creció y estudió en Suiza. Obtuvo su doctorado en filosofía, psicología y sociología en 1953 en Basilea. En 1986 Miller fue galardonada con el premio Janusz Korczak por la Liga Antidifamación.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Son éstos Instantes...

Mané en Benidorm 2010

Son estos Instantes y no otros cuando uno en profundo silencio ...
a veces, uno siente frío...
Ese frío de soledad donde uno ve y contempla la belleza de abrazar las verdades más profundas en que nada tienes que cambiar de la vida
Sino en sólo cambiar la manera de vivir la propia vida
Y no se trata de lo que uno hace sino de cuánto de uno lo esta haciendo...
Cuantas veces uno anda caminando libremente...
Cuantas veces uno anda no apreciandolo...
Es este Instante y no otro ES en que uno sí debe de cambiar...
Uno y nadie más !!!

Mané

viernes, 25 de noviembre de 2011

El recuerdo es una trampa

El recuerdo es una trampa.
Es probable, que cuando apelamos al pasado para matar al presente, tomemos sólo su mejor parte. Así, 'casualmente' olvidamos que en ese ayer que tanto reivindicamos teníamos los mismos o mayores problemas que en la actualidad.
La distorsión es el denominador común de la melancolía. Hay una tendencia a querer pensar que el pasado fue aquel momento en el cual las personas, las circunstancias y el azar jugaban a nuestro favor. El ayer es el momento en el cuál podemos recrear las condiciones que elijamos, ya pasó, no hay manera de revivirlo y entonces, nos permitimos escatimar o sumar las palabras a los hechos que en realidad jamás hemos experimentado. La imaginación ocupa un rol protagonista en la nostalgia.
El escritor uruguayo, Eduardo Galano en su poema 'Los recuerdos', sabe de qué viene la melancolía: 'Los recuerdos suelen contarte mentiras. Se amoldan al viento, amañan la historia; por aquí se encogen, por allá se estiran, se tiñen de gloria, se bañan en lodo, se endulzan, se amargan a nuestro acomodo, según nos convenga; porque antes que nada y a pesar de todo hay que sobrevivir'.
Y de eso se trata, es el transcurrir que implica la vida, los fracasos y los errores no son aclamados por nadie, son tan huérfanos como ese presente que los contiene. Quizá como uno de los sistemas de escape más frecuentes, nos empezamos a creer que nada de lo actual es legítimo, que alguna vez existió un pasado mejor. Consideramos un ayer en el que nada tiene en común con quienes somos hoy, y aún así preferimos estar lejos de la verdad y cerca de la mentira. No hay falacia más enorme que creer que el pasado es un refugio válido para el presente o el futuro. El ayer ha quedado atrás, y hemos sobreestimado el recuerdo de quienes fuimos Hicimos, hablamos y actuamos en pasado por una identidad que ya no tenemos y a la hora de elegir seguramente, quienes somos hoy haría un camino diferente.
El presente es la oportunidad de construir la realidad, de abandonar la distorsión para elegir a conciencia. El pasado nos engaña y el hoy nos invita a cambiar a cada instante.
Sostener el ayer sólo nos tiene en sala de espera….

martes, 22 de noviembre de 2011

OSHO Los 10 Mandamientos (en español)



No obedezcas ningún mandato a menos que sea interior
No hay otro Dios que la vida misma
La verdad esta dentro tuyo. No la busques en ninguna parte
El Amor es una plegaria
El vacío es la puerta abierta hacia a la Verdad, El vacío es el medio, el destino el logro
La vida es Aquí y Ahora
Vive, totalmente despierto
No nades, flota
Muere a cada instante para que puedas nacer en cada Instante
No busques aquello que es, es, párate y mira

lunes, 21 de noviembre de 2011

Que diferente sería...


Qué diferente sería nuestro mundo si mirásemos con los ojos del corazón!
De ese modo nos daríamos cuenta de las cosas que suceden a nuestro alrededor, quizás nuestros rencores del pasado serían suavizados por nuestra forma de ser, y todo lo veríamos desde otra perspectiva, con mucho más bondad, incluso para quien tanto daño nos hizo.
Si  mirásemos con los ojos del corazón quizás aún estaríamos bien con  aquella que dijo ser amiga y que nos falló, o estaríamos mejor en la relación con nuestras familias. Quizás incluso estaríamos dispuestas a        conceder segundas oportunidades.
Muchas  veces vamos por la calle creyendo ver, pero realmente no vemos nada, sólo lo que está frente nosotras.
Caminamos sin percatarnos de nadie, salvo que nos tropecemos con una persona. 
No acostumbramos a mirar y  observar a la gente, salvo que sea para echar una mirada a ver qué  llevan puesto. 
Eso es mirar con los ojos, porque cuando tus ojos se  posan sobre el niño que mendiga o el anciano que no puede cruzar la calle solo, y le ayudas, estás mirando con el corazón.
Si  nos detuviésemos unos minutos en el diario trajín de nuestra vida, quizás hasta seríamos más felices, los recuerdos no nos dolerían tanto y los rencores se nos apocarían porque nuestra luz interior sería mucho        más resplandeciente que el oscuro resentimiento, ese que debe estar lejos de nuestra vida, que no nos hace nada bien y contamina el maravilloso mundo que tenemos ante nuestros ojos.
Al pensar en nuestro sufrimiento y en lo que cuesta levantarnos de una decepción, siempre estamos pensando en nosotros mismas. Estamos tan sumergidas en nuestras propias penas y tristezas que creemos que nadie        sufre más que nosotras.
Y   no es así, hay personas que no tienen nada, hombres que se fueron dejando tirada a una mujer con sus hijos. 
Está también la mujer que no sabe lo que es el descanso, que no sabe estar enferma porque eso es un lujo que no se puede permitir y que aún así da gracias por tener lo poco y nada que tiene. 
Sabe acariciar a sus hijos con amor y abnegación, quizás ella no vista de última moda y no sabe qué es vivir en cama caliente cuando el frío azota nuestro cuerpo. También está el niño que mendiga una moneda, y cuando se lo das te devuelve una sonrisa, es que te miró con su corazón; no vio lo que llevabas, sólo vio tu bondad y generosidad. A su vez, tú te sentiste muy bien. Eso es mirar con ojos verdaderos, las cosas más sencillas del mundo son las que más alegrías aportarán a tu vida. 
Nunca es tarde para aprender a volver empezar, para hacer las cosas de otro modo al que lo hicimos hasta ahora; tampoco es tarde para comprender que aún nos podemos mirar al espejo y sonreír por despertar sanas y contentas; no es demasiado tarde para comprender que todo lo podemos superar, que por muy grande que se la tristeza de nuestro corazón, somos mujeres plenamente capaces de revertir las situaciones que nos son adversas.
Cada año y cada mes de nuestras vidas, siempre habrá pérdidas y ganancias de toda índole.
Sepamos enfrentar todo sin rencor, sin rabia, aprender el lenguaje secreto de nuestro corazón, ese que te dice como son las cosas, ese que presiente, que siente y vive dentro de ti.
Depende de nosotras mismas, de si  queremos mirar la vida con ojos de la indiferencia, o con ojos llenos        de bondad. De cada una de nosotras depende cambiar el rumbo a nuestras vidas y a los que nos rodean. Sólo tú puedes cambiar tu propia vida, y puedes hacerlo para beneficio de otras vidas.
La triste realidad es que por nuestra indiferencia, por no querer cambiar,  nuestros rencores viven eternamente dentro de nosotras, trayéndonos lo  malo, la envidia, el desear lo que otros tienen, los pensamientos negativos, que muy pronto cambiarían… 
¡Si tan sólo por un minuto, mirársemos con los ojos del corazón!
No seamos indiferentes ante la vida, ante la pobreza y la desolación de nuestras amigas o familias… 
No nos envenenemos con malos pensamientos.
Si  caminas por la vida y en tu tristeza miras la vida con indiferencia absoluta, detente y piensa cómo sería tu vida si en tus manos estuviera el poder cambiar el mundo. No se puede, ¿verdad?
Pero si aportamos un granito de amor hacia todas las personas, este mundo no sería lo que es, seríamos diferentes, entenderíamos que no lo podemos cambiar pero que sí podemos cambiar nuestra propia vida, hacer bien las cosas sin la indiferencia de la persona a la que nada le importa.
Cada día al despertar, por más dolor que la vida te de, devuelve una sonrisa y acaricia tu corazón que te hace la gran persona que eres!!!

Shoshan

sábado, 19 de noviembre de 2011

Manías


El diccionario de la Real Academia Española define manía como "extravagancia, preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada".   Las manías son ideas fijas;  quienes las padecen hacen un culto rutinario a su ejecución precisa e inaplazable.
Necesariamente la  persona maniática se vuelve conflictiva. 

Para él o ella, los demás seres humanos deben cumplir rígidamente las condiciones que su comportamiento les impone.
Vemos a las personas maniáticas empeñadas en un riguroso ordenamiento de objetos y ambientes, y en una actitud constante de voraz vigilancia sobre los demás.
Cuando alguien actúa en una forma diferente a la que el maniático ha establecido como aceptable o adecuada, este se muestra inconforme y hostil.
Normalmente, como una característica destacada de su personalidad, el maniático se considera a sí mismo una autoridad; por  esa razón intenta oprimir a otros exigiéndoles que se ajusten a sus normas y pretensiones. (Si el maniático ocupa una jerarquía superior dentro de la rutina social o laboral, su autoritarismo se desmanda.)
Si el maniático no puede imponer sus condiciones porque quienes le rodean tienen un rango más elevado que el suyo, entonces protesta veladamente, o se manifiesta  víctima de sus acciones, o adopta estrategias para convencerlos sobre los valores y conveniencias de su particular estricta elección.
En su extremado celo por preservar sus manías, se torna previsivo y pedagógico y alecciona  a los posibles infractores de sus requisitos, advirtiéndoles sobre los riesgos que podrían afrontar si no proceden en la forma que él considera correcta.   Les ilustra claramente sobre cómo proceder para evitarle frustraciones y enojos.
La persona maniática adquiere rasgos de inflexibilidad en defensa de sus obsesiones. 

Se torna intolerante y recelosa, y tiende a recordar con resentimiento, amargura o expresiones de reproche las acciones de los demás que no se ajustaron a los moldes de sus expectativas.
Sus relaciones se tornan tirantes.  Quienes rodean a estas personas  adoptan conductas imprevistas: algunas veces, tolerantes como estrategia para una interrelación cordial; otras veces, fingidamente obedientes: ocasionalmente, abiertamente reactivas y de franca oposición cuando las circunstancias parecen caóticas.
Siempre los maniáticos restringen las actividades de quienes comparten sus espacios con ellos. 

Traen del pasado una carga de rituales obligatorios en sus mentes.  Se niegan sistemáticamente la opción de fluir libre y espontáneamente con su prójimo en relaciones de respeto, solidaridad, comprensión y entendimiento equitativo.
 Objetos y creencias parecen volverse tan prioritarias para ellos que responden a las manifestaciones de otras personas con ademanes y expresiones disociadoras y desdeñosas –hasta con actitudes arrogantes y desafiantes cuando su vano ego se desenfrena.
Cada situación que atraviesan y cada manía que repiten altera su desempeño. 

Ninguna persona cambia si no ha establecido ese propósito en su mente.  
Con el transcurso del tiempo, la infelicidad ensombrece las vidas de los seres humanos que adoptan esta monótona y deplorable tendencia  maníaca, y obliga a sus allegados a interactuar cautelosa y prudentemente junto a ellos.
Cuando se vuelven incontrolables y perturbadores, los maniáticos, por su voluntad o por la presión de sus allegados, acuden a una evaluación médica donde inevitablemente son diagnosticados con alguno de los ítems previstos en el capítulo de trastornos afectivos y del comportamiento.
Posiblemente reciban una prescripción de drogas que actúan sobre el cerebro para bajarles el ímpetu y refrenar las manifestaciones desaforadas que sus mentes no lograron resolver con ecuanimidad.

Hugo Betancur M.D.
*Clasificación de trastornos mentales. CIE 10. Criterios de la OMS
(F30-39 Trastornos del afectivos):

Las enfermedades provienen de estados y procesos de la mente en nuestras relaciones con otros y con el entorno de la vida.
Provienen de nuestras creencias e interpretaciones, acciones y comportamientos.
Reflejan nuestras proyecciones y nuestros conflictos por resolver
y también nuestros hábitos expresados en el cuerpo como excesos, carencias o vulnerabilidades.
Tenemos autonomía para dejar persistir las enfermedades -y hasta para volverlas destructivas para el cuerpo físico-, y tenemos autonomía para sanarlas volviendo a la sabiduría de nuestro ser,

la comprensión amorosa que deshace las adversidades y las cargas...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Re creandome en las palabras... el tiempo y los hechos


Siempre creemos que habrá tiempo. 
Es paradójica la noción del tiempo en los seres humanos. 
Corremos tras él, le damos algunas prioridades y a otras las escondemos en el cajón, total ya habrá ocasión para destapar lo pendiente.
Y así nos vamos olvidando, relegamos, dejamos para mañana, pensando que quizá algún día habrá alguna oportunidad.
También es paradójica la concepción y el uso de las palabras. Las usamos todo el tiempo y nos las ponemos como un traje usado y maltrecho. Abusamos de ellas en situaciones absurdas y nos quedamos en silencio en momentos cruciales.

De tanto hablar sin pensar, cuando llegar el momento de elegir ya no sabemos que decir.
El tiempo y las palabras padecen de desencuentro, de una contradicción permanente.

Es hora de que se empiecen a encontrar
¿Hace cuánto no decís lo que realmente querés decir? 
Seguramente, la excusa sea que la autenticidad se hace imposible en un mundo en el cual la espontaneidad es prácticamente un suicidio social. Teoría poco comprobable, si nadie se anima a tener una identidad genuina.
No es casual que cuando de vez en cuando escuchamos o vemos a una persona que se animó a perseguir su esperanza, a decir lo que realmente pensaba o a hacer aquello que ninguna excusa pudo evitar, reciba admiración.

Pero, claro, eso es para los valientes, para los que no tienen nada que perder. Pequeñas mentiras que simulan una verdad a gritos: tengo miedo.
Y así pasan los años y nos encontramos usando el tiempo, desaprovechándolo en una cotidianeidad en la que decimos no elegir, que nos elije, que es el destino, que 'es lo que me toca'.
Cosa rara la resignación, nadie parece hacerse cargo de la realidad: 'Yo elijo postergarme.

Yo opto por despreciar las palabras y el tiempo, no digo y no hago'.
Los sueños en sala de espera, aguardando todavía por una mínima posibilidad.
No hay responsabilidad más desafiante y enriquecedora que tomar conciencia que la vida no es de los otros, es uno quien protagoniza su propia historia de vida.

Nadie duda sobre los obstáculos, los fracasos, las discusiones, las peleas, los tropiezos, las fatalidades y los inevitables que conlleva el intentar y llevar adelante los sueños.
El tiempo no es relativo, tiene un límite y ser conscientes de ello es un verdadero incentivo para comenzar a decir y a hacer con la seguridad que no todo saldrá a la perfección, y que en ese hacer se aprende y se triunfa, con las dificultades y aciertos de quien tiene coraje para tener identidad.
Las palabras, el tiempo y los hechos.... tres variables fundamentales para empezar a ser quien queremos ser.

                                            

A pleno Recreandome 
 hasta las manos... !!!
Mané
Mujer Felizzz 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Transformar- nos


Sabemos que cuando la ira está presente en nosotros, debemos evitar reaccionar en concreto, hablar o decir nada. Decir o hacer algo mientras estás enojado, no es sensato. Hemos de volver a nosotros mismos para cuidar de nuestra Ira. La ira es una zona de energía en nosotros, forma parte de nosotros, es un bebé que sufre y hemos de cuidar; y la mejor forma de hacerlo, es generar otra zona de energía que abrace a la ira que sentimos y se ocupe de ella.
La segunda zona de energía, es la energía de ser consciente, que es la energía del Buda.
Está a nuestra disposición; y podemos generarla respirando y caminando, de manera consciente.
El Buda que hay en nosotros no es un mero concepto, ni una teoría o una noción. Es una realidad, porque todos podemos generar la energía de ser conscientes.
La plena conciencia significa estar presente, estar atento a lo que está ocurriendo.
Ésta energía es crucial para la práctica.
La energía de ser consciente es como un hermano o una hermana mayor; o una madre que sostiene al pequeñín en brazos, cuidando muy bien del sufrimiento del bebé, que es la ira, la desesperanza o la envidia que sentimos.
La Primera Zona de Energía es la ira; y la Segunda, el ser consciente.
La práctica consiste en usar la energía de ser consciente para reconocer y abrazar la energía de la ira.
Hazlo tiernamente, sin violencia. No se trata de reprimir tu ira.
La plena conciencia eres tú; y la ira que sientes también forma parte de ti, así que no debes transformarte en un campo de batalla, en un bando luchando contra el otro.
No creas que el ser consciente es bueno y correcto; y que en cambio la ira sea mala e incorrecta, no debes pensar de ese modo. Sólo necesitas reconocer que la ira es una energía negativa; y que el ser consciente, es una energía positiva.
Y después usar la energía positiva para cuidar de la negativa.

Thich Nhat Hanh