Hay lo que llamaremos un “Rayo de Creación”, que parte del Absoluto hacia el universo interpenetrándolo, por lo que podemos tomar a ese Absoluto, como el DO (H1 y H3) inicial de todas las cosa.
De esta escala principal
estamos alejados, mas no de sus leyes las cuales podríamos empezar a conocer y recrearlas en nuestro interior. El rayo de creación aparece a primera vista como un esquema muy elemental del universo,
pero en realidad, al estudiarlo, llega a ser claro que este simple esquema permite coordinar y hacer la síntesis
de una multitud de concepciones filosóficas, religiosas y científicas del mundo, actualmente en conflicto. La
idea del rayo de creación pertenece al antiguo conocimiento, y un gran número de los ingenuos
sistemas geocéntricos que conocemos, no son, en realidad, sino exposiciones imperfectas del rayo de
creación o deformaciones de esta idea, debidas a una comprensión literal. Cada Hidrogeno (H) recibe una gradación en número, y a mayor densidad más alto será ese número, así tenemos: H6, H12, H24, H48, H96, H192, H384, H768, H1.536, H3.072, H6.144 y H12.288; doce Hidrógenos en total, que representan doce categorías de la materia. Nos interesa sí una escala secundaria, a la que llamaremos la Octava del Sol va desde el hidrógeno H6 , cuyo Do inicial, la voluntad del Absoluto no se manifiesta sino en el mundo que ha sido creado inmediatamente por él, dentro de sí mismo, es decir, en el H3; la voluntad inmediata del Absoluto no alcanza al H6 desde donde tomamos en la Imagen, surge también del Absoluto, pasa por nuestro sol y por nuestro planeta, y termina en nuestro satélite la luna. En el caso presente sol comienza a resonar como do H6. Al descender al nivel de los planetas esta nueva octava pasa a si; al descender aún más bajo, da tres notas: la, sol, fa, que crean y constituyen la vida orgánica sobre la tierra, en la forma en que nosotros la conocemos; el mi de esta octava se fusiona con el mi de la octava cósmica, o sea, con la tierra, y re con el re de la octava cósmica, es decir con la luna.(seguiremos con el estudio de triple octava). En realidad, se trata de tres octavas, de Do a Do, una que va del Absoluto al Sol, la segunda del Sol a la Tierra, y la tercera, de la Tierra a la Luna. El H768 son los alimentos que ingerimos; el H192 es el aire que respiramos; H96 son todas aquellas materias reconocidas por los químicos se hallan en nuestro organismo. Los H 48, 24, 12 y 6, son materias desconocidas por nuestros científicos; son materias de nuestra vida psíquica y espiritual, en diferentes grados. (Ver eneagrama de ayer que completa). De esta forma podemos hacernos una idea de cómo el Universo nos crea y interpenetra y de cómo nosotros transformamos esas energías análogas al Universo.
Al estudiar el universo nos estudiamos a nosotros mismos. Gurdjieff
Como es arriba es abajo Hermes Trimegisto
pero en realidad, al estudiarlo, llega a ser claro que este simple esquema permite coordinar y hacer la síntesis
de una multitud de concepciones filosóficas, religiosas y científicas del mundo, actualmente en conflicto. La
idea del rayo de creación pertenece al antiguo conocimiento, y un gran número de los ingenuos
sistemas geocéntricos que conocemos, no son, en realidad, sino exposiciones imperfectas del rayo de
creación o deformaciones de esta idea, debidas a una comprensión literal. Cada Hidrogeno (H) recibe una gradación en número, y a mayor densidad más alto será ese número, así tenemos: H6, H12, H24, H48, H96, H192, H384, H768, H1.536, H3.072, H6.144 y H12.288; doce Hidrógenos en total, que representan doce categorías de la materia. Nos interesa sí una escala secundaria, a la que llamaremos la Octava del Sol va desde el hidrógeno H6 , cuyo Do inicial, la voluntad del Absoluto no se manifiesta sino en el mundo que ha sido creado inmediatamente por él, dentro de sí mismo, es decir, en el H3; la voluntad inmediata del Absoluto no alcanza al H6 desde donde tomamos en la Imagen, surge también del Absoluto, pasa por nuestro sol y por nuestro planeta, y termina en nuestro satélite la luna. En el caso presente sol comienza a resonar como do H6. Al descender al nivel de los planetas esta nueva octava pasa a si; al descender aún más bajo, da tres notas: la, sol, fa, que crean y constituyen la vida orgánica sobre la tierra, en la forma en que nosotros la conocemos; el mi de esta octava se fusiona con el mi de la octava cósmica, o sea, con la tierra, y re con el re de la octava cósmica, es decir con la luna.(seguiremos con el estudio de triple octava). En realidad, se trata de tres octavas, de Do a Do, una que va del Absoluto al Sol, la segunda del Sol a la Tierra, y la tercera, de la Tierra a la Luna. El H768 son los alimentos que ingerimos; el H192 es el aire que respiramos; H96 son todas aquellas materias reconocidas por los químicos se hallan en nuestro organismo. Los H 48, 24, 12 y 6, son materias desconocidas por nuestros científicos; son materias de nuestra vida psíquica y espiritual, en diferentes grados. (Ver eneagrama de ayer que completa). De esta forma podemos hacernos una idea de cómo el Universo nos crea y interpenetra y de cómo nosotros transformamos esas energías análogas al Universo.
Al estudiar el universo nos estudiamos a nosotros mismos. Gurdjieff
Como es arriba es abajo Hermes Trimegisto
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