Semana
Santa es la época en la que tradicionalmente se conmemora la pasión,
muerte y resurrección de Jesucristo. Sin embargo, detrás de este
extraordinario acontecimiento se esconde un mensaje oculto y por ello es
conveniente entender el profundo significado esotérico de la Semana
Santa.
La
Semana Santa o semana mayor, la más santa de las semanas, puede
estudiarse desde diferentes puntos de vista. Puede verse desde el punto
de vista histórico, desde una perspectiva astronómica, a la luz de la
religión comparada y con un enfoque íntimo trascendental.
Desde
el punto de vista histórico nos recuerda la pasión del gran iniciado
Jesús o Jeshuá Ben Pandirá. De acuerdo con los estudios gnósticos, no
todos lo versículos bíblicos se refieren a la vida privada de Jesús.
Muchos aspectos de su vida privada, su preparación, sus estudios, su
iniciación se encuentran ocultos. Otros aspectos de su obra y enseñanza
extraordinaria, no aparecen en ninguno de los cuatro evangelios, pero
afortunadamente sobrevivieron de generación en generación por la
tradición oral y se hallan contenidos en los evangelios apócrifos. Gran
parte de su enseñanza esotérica permaneció escondida durante siglos,
pero a partir del siglo XIX, las arenas del desierto y la divinidad han
ido devolviéndola en la forma de los códices gnósticos en los que se
halla la Pistis Sofía, los evangelios gnósticos y muchos otros textos de
invaluable valor histórico, arqueológico y esotérico.
Ejemplos
de pasajes no registrados en la Biblia y relacionados con la tradición
de Semana Santa son: el manto de la Verónica, los nombres de los dos
ladrones crucificados junto a Jesús y el nombre del centurión romano que
atravesó el costado del señor.
Si
bien es cierto, conocer la vida privada de Jeshuá Ben Pandirá, resulta
interesante y atrae el interés de muchos investigadores y buena parte de
la humanidad, resulta mucho más interesante entender el Drama Cósmico
oculto detrás de la Semana Santa. Es indudable el fundamento astronómico
de esta época sagrada. Solo así se entiende la pregunta: ¿Por qué la
Semana Santa es una fiesta movible?
Semana
Santa, la tradición del Equinocción de Primavera, no es un
acontecimientos ocurrido solamente en Tierra Santa. Es una fiesta
antiquísima celebrada por todos los pueblos antiguos. Y es que el
fundamento astronómico de la Semana Santa solo se entiende en relación
con la Navidad o nacimiento del niño dios de Belén. Detrás de Navidad y
Semana Santa, hay un Mito solar extraordinario, motivo de estudio y
celebración por todos los pueblos antiguos.
Los
grandes dioses solares de todas las antiguas civilizaciones tienen una
equiparación extraordinaria con Jesucristo y el mensaje esotérico que
envía esta fiesta solar es el mismo para la conciencia humana.
El significado oculto de Semana Santa
La
más santa de las semanas, registra formidables acontecimientos que todo
iniciado debe efectuar si quiere alcanzar la perfección, la
inmortalidad o la Auto Realización Íntima del Ser. A una escala
intermedia, señala el camino a seguir por los iniciados que quieren
alcanzar la santidad, la maestría o la salvación. Al nivel de la
humanidad, proporciona múltiples símbolos que interpretados
adecuadamente explica las causas por las cuales el animal intelectual se
encuentra tan lejos de Dios y cuál es el método para regresar a él.
Dada
la honda significación de la Semana Santa para todos los pueblos y no
solo para el Cristianismo, resulta muy lamentable que algunos guías
espirituales recomienden a sus discípulos no conmemorar esta fiesta
sagrada y sostengan que carece de valor espiritual por el simple
argumento de tener orígenes paganos. La verdadera Semana Santa es para
vivirla internamente por un auténtico cristiano.
Para
entender el profundo mensaje oculto escondido en los versículos
bíblicos hay que acudir entre otros recursos, a la ley sagrada del
Heptaparaparshinock o Ley de Siete, a la Alquimia, a la Kábala, a la
Anatomía Oculta y a la Psicología Gnóstica.
La Ley de Siete principios, es la Ley de Orden que se explica mediante la escala musical.
Reminiscencias
de la ley de Octava, son los Siete días de la Creación, los siete días
de la semana y los siete planetas de los antiguos. La ley de Siete
explica el porqué de los siete niveles de energía en el átomo y la Tabla
Periódica en la Química.
De
acuerdo con la Ley de Siete, los días de la Semana Santa desde Domingo
de Ramos, hasta Sábado de Gloria, se relaciona con los siete días de la
Creación y con los siete planetas que se ven a simple vista (Luna,
Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno). Los siete días de la
Semana Santa ya indicados forman una escala musical completa. Domingo de
Resurrección corresponde a la nota Do de una escala superior. Los ocho
días de esta sublime fiesta se corresponden con el Santo ocho, el signo
del infinito y el número de Job.
En
cada día de Semana Santa ocurren acontecimientos extraordinarios: la
entrada triunfal en Jerusalén, los mercaderes del templo, la cena en
Bethania y la maldición de la higuera estéril. Los dos días siguientes,
son cruciales: Jueves Santo y Viernes Santo. En cada uno de estos días
ocurren muchos acontecimientos que ameritan dedicación especial. Luego
viene el día del reposo y la Resurrección.
La
Gnosis enseña que todos los acontecimientos ocurridos durante esos ocho
días, no son de ayer, de un remoto pasado y no deben verse en el
ambiente de Tierra Santa. Al estudiar la Semana Santa desde la óptica
del Drama Cósmico, se explica que cada uno de los personajes de tal
drama se encuentran en la psiquis de cada individuo humano.
Cuando
en los evangelios se leen los milagros y prodigios de Jesús, hay que
entender que esos milagros los debe realizar el Cristo íntimo, el
salvador individual de cada persona. Cuando Jesús cura la ceguera, lo
hace para que podamos ver el camino hacia él, cuando cura sordos, es
para escuchar su palabra, sus mensajes que vienen de las partes
superiores de sí mismos, cuando cura paralíticos, es para aprender a
caminar en su búsqueda. ¿Y cuando cura la lepra? Esa lepra es el ego,
viva personifación de los errores humanos. El ego o yo de la Psicología
Gnóstica es el que tiene atrapada, encarcelada a la Esencia maravillosa a
la que el Cristo viene a salvar.
Simbolismo esotérico
En
Domingo de Ramos, el señor entra en la Jerusalén Celestial montado en
un pollino o crío de un asno. Jerusalén, la ciudad santa de las doce
puertas, es nuestro propio cuerpo. Cristo debe entrar en nuestra ciudad
interior, montado en el burro que representa a la mente. La mente debe
aprender a obedecer al señor y aceptar que es su guía.
Los
mercaderes del templo, son los elementos indeseables de nuestra
conducta que cambian al oro, al Cristo Sol por la plata, por el dinero,
por la Luna, son los que comercian con palomas, con el Espíritu Santo,
señor y dador de vida. Hay que aprender a empuñar el látigo de la
voluntad para expulsar a los mercaderes de nuestro templo corazón.
La
Cena en Bethania relata un antiguo ritual que simboliza matrimonio en
castidad indispensable para realizar la Gran Obra de la Alquimia. Por
ello, el primer milagro del Salvador, es la transmutación del ens
seminis, de las aguas de la vida en vino de luz del alquimista en las
bodas de Caná.
La
higuera está relacionada con las fuerzas sexuales, con el ens seminis,
indispensable para lograr el Nacimiento Segundo del que habló Jesús a
Nicodemo en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Eso del árbol que no da
fruto está más allá de la interpretación literal y se relaciona con los
místicos que no realizan transformaciones íntimas profundas y que no
trabajan en la conservación de su energía, ni en la transmutación
alquímica.
En
Jueves Santo se realiza la Última Cena. El Kalki Avatara de la Era de
Acuario, Samael Aun Weor explica en el capítulo titulado: Dos Rituales
de su libro: "El Matrimonio Perfecto", que la Última Cena es una
ceremonia mágica de inmenso poder y que a diferencia de lo que se
especula con el Santo Graal, "La Última cena fue una ceremonia de
sangre. Los apóstoles trajeron cada uno entre su copa, gotas de su
propia sangre, y vaciaron estas gotas entre el Cáliz del Cristo Jesús.
En ese Cáliz el Adorable había echado también su sangre real. Así, entre
el Santo Graal, se mezcló la sangre del Cristo Jesús con la sangre de
sus discípulos.
Según
las tradiciones gnósticas el Cáliz sagrado de nuestro señor Jesucristo
existe, fue el mismo que recibió Abraham de manos de Melquisedec, rey de
Salem y sacerdote del Dios Altísimo (Gn 14: 17 - 20) y que con el
tiempo pasó también a las manos de Moisés y de Salomón. El Gnosticismo
Universal enseña que entre quienes intuyeron el destino final de la
Santa Reliquia se encuentra Ricardo Wagner y lo devela en su majestuosa
ópera: Parsifal.
Conforme
al Drama Cósmico, en Jueves Santo el Redentor del mundo da las últimas
instrucciones a sus discípulos y en el Nuevo Testamento están
registradas las que da a Pedro y a Judas Iscariote.
Esa
noche ocurre también la oración en el huerto de Getsemaní y el
formidable llamado al despertar de la Conciencia al encontrar a sus
discípulos durmiendo, es decir, con la conciencia dormida (Mt 26: 38 –
44).
Viernes
Santo se encuentra lleno de elementos simbólicos escondidos en las 14
estaciones del Viacrucis y las siete palabras. Judas, Pilatos y Caifás,
representan el mismo papel que los tres traidores que asesinaron a Hiram
Abif en las tradiciones masonas, de Hiram Abif se habla en el primer
libro de Reyes.
Judas
representa al demonio del deseo, Pilatos al demonio de la mente, que
siempre se lava las manos y Caifás al demonio de la mala voluntad. Las
multitudes que gritan. Crucifícale, no son de ayer, de un remoto pasado,
ni quedaron en Jerusalén. Esas multitudes se encuentran en la psiquis
humana y constituyen el yo pluralizado de la Psicología Gnóstica.
Según las tradiciones, Jesús muere a los 33
años, en clara alusión a las 33 vértebras de la columna vertebral por
donde asciende victoriosa la serpiente ígnea de nuestros mágicos
poderes: el Kundalini. Es crucificado en el monte de la Calavera, adonde
debe ascender Kundalini. En lo alto de la cruz fue escrita su causa con
las siglas: INRI.
A diferencia de lo que creen muchos, la cruz no es un símbolo de martirio, sino de creación y nacimiento.
Detrás de los palos de la cruz, lo mismo que en el cáliz y la lanza de
Longinos, se esconde un simbolismo sexual, pero de sexualidad espiritual
trascendente. Por eso las multitudes le gritan que se baje de la cruz
incitando al iniciado a que se salga de la Senda del filo de la navaja.
INRI en Alquimia significa: Ignis Natura Renovatur Integram, el Fuego renueva incesantemente la Naturaleza.
Las
siete palabras o siete frases que pronuncia el señor en la cruz también
son profundamente significativas y se relacionan con el septenario
sagrado de teósofos y yoguis, con siete principios anímicos y
espirituales que el iniciado debe construir o realizar. Una de ellas,
enigmática por siglos es la famosa frase maya: Helí, Helí, Lamá
Zabaktani y que significa: "Ahora hundirme en la prealba de tu
presencia".
La
Gran Obra alquimista culmina con la muerte y resurrección del
Hierofante. La Gnosis enseña que el Cristo Jesús realmente resucitó y
aún conserva el mismo cuerpo físico que usó en Tierra Santa...
Pedro P. Dollar
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