Vivirlas plenamente es la razón...
Vivirlas calmando la sed, el hambre... .Encontrando cobijo... Juntar las manos... y esparcir las estrellas... Recreando todo lo que sí está!
Mané Castro Videla
Diosa Mané
Mané Castro Videla - Mujer Poeta y Artista Plástica Argentina - Española
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Una furtiva lágrima
De los ojos suyos brotó,
Aquellas alegres jóvenes
ella envidiar pareció.
¿Qué más voy a buscar yo?
¿Qué más voy a buscar yo?
Me ama, sí, me ama, lo veo, lo veo.
¡Un sólo instante el palpitar
de su hermoso corazón sentir!
Mis suspiros confundir
casi con su suspirar.
Sus pálpitos, sus pálpitos sentir,
confundir nuestro suspirar...
¡Cielo! ¡se puede morir!
Más yo no pido, no pido.
¡Ah Cielo! Sí puedo, sí puedo morir!
Más yo no pido, no pido.
Se puede morir, ¡Se puede morir de amor!
Libreto original (italiano)
Una furtiva lagrima
negli occhi suoi spuntò:
Quelle festose giovani
invidiar sembrò.
Che più cercando io vò?
Che più cercando io vò?
M'ama! Sì, m'ama, lo vedo. Lo vedo.
Un solo istante i palpiti
del suo bel cor sentir!
I miei sospir, confondere
per poco a' suoi sospir!
I palpiti, i palpiti sentir,
confondere i miei coi suoi sospir...
Cielo! Si può morir!
Di più non chiedo, non chiedo.
Ah, cielo! Si può, Si può morir
Di più non chiedo, non chiedo.
Si può morir, Si può morir d'amor.
Una furtiva lagrima es una romanza para tenor incluida en la ópera L'elisir d'amore, compuesta por Gaetano Donizetti en 1832. Constituye el aria más célebre de la ópera, y la han interpretado a través de los años tenores de la mas alta talla, como los maestros Plácido domingo, Enrico Caruso, Alfredo Sadel,Tito Schipa, Beniamino Gigli, Mario Lanza, Luciano Pavarotti, Rolando Villazón, José Carreras, Alfredo Kraus, Andrea Bocelli, Ramón Vargas, Jussi Björling y Juan Diego Flórez. Una furtiva lagrima se canta durante la octava escena del segundo acto. El ingenuo Nemorino ha comprado un supuesto elixir de amor a un charlatán, el doctor Dulcamara, convencido de que al ingerirlo podría conquistar el corazón de Adina, una bella y rica terrateniente, pero el ardid parece no causar efecto, además porque el embaucador en vez del supuesto elixir le vendió vino de Burdeos y Adina, por el contrario, anuncia su compromiso con otro pretendiente, el sargento Belcore. Desesperado y con el fin de conseguir dinero para adquirir otra dosis del supuesto elixir, el enamorado se enlista como soldado en el regimiento de su rival Belcore. Las muchachas de la villa se enteran de que ha muerto un tío de Nemorino, dejándole una enorme fortuna, por lo que todas empiezan a rodearlo y coquetearle, lo que el ingenuo campesino interpreta como un efecto del elixir
El elixir de amor (título original en italiano, L'elisir d'amore) es una ópera cómica en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Felice Romani, basado en el libreto Le philtre (1831) de Eugène Scribe para la ópera de Daniel-François Auber. El elixir de amor
es una de las óperas más frecuentemente interpretadas de todas las de
Donizetti y hay buen número de grabaciones. El número musical más
conocido de la ópera es el aria Una furtiva lágrima.
A causa de un encargo frustrado, Bartolomeo Merelli, empresario del
Teatro della Canobbiana de Milán, le pidió a Donizetti que compusiera
una ópera en el breve término de dos semanas. Felice Romani,
colaborador asiduo del compositor, empleó buena parte de este lapso
para escribir el texto. El tema no era original, ya que se basaba en un
libreto escrito por Eugène Scribe para Daniel Auber, Le philtre (1831), inspirado a su vez en Il filtro de Silvio Malaperta, traducido al francés por Stendhal.
La temática bucólica alejó a Donizetti y Romani de los enfrentamientos
con los censores, que tantos problemas llevaron a los autores de la
época, y que motivó que Ugo, conte di Parigi (también con texto de Romani), padeciera sustanciales modificaciones y habría de bajar del escenario de la Scala después de sólo cuatro representaciones.
El ritmo de trabajo agotador no era excepcional en aquellos tiempos
en los cuales los teatros, obedeciendo a la costumbre de épocas
anteriores, exigían nuevas creaciones en forma sostenida. La creación,
concebida en tan corto término, logró el éxito y la inmortalidad,
manteniéndose en cartel desde el primer momento. Los autores eran más
experimentados; y los conocieron tan bien, como para hacer de El elixir de amor
una obra maestra. El ámbito bucólico era ideal para escenificar una
historia sencilla pero no sin contenido profundo, en la cual exhibiesen
diversos arquetipos humanos que son reflejo directo de los caracteres de
la comedia del arte.
En la obra encontramos la superficialidad y la frivolidad de Adina,
el descaro y la vulgaridad del sargento Belcore, en el vendedor
charlatán Dulcamara -arqutipo del embaucador que va de pueblo en pueblo,
y que se ha visto hasta en los westerns- encontramos la astucia, el aprovechamiento y la mala fe ocultados tras una gran simpatía. El elixir de amor
sería un muestrario de vicios y defectos, si no fuese gracias a la
presencia de Nemorino, el campesino sencillo e ingenuo, capaz de vivir
los grandes sentimientos que otros desconocen. Nemorino, simplemente,
ama.
Fue estrenada en el Teatro della Canobbiana de Milán
el 12 de mayo de 1832. Sus intérpretes principales fueron Sabina
Heinefetter (Adina), Giovanni Battista Gènere (Nemorino), Giuseppe
Frezzolini (Dulcamara) y Henry Bernard Debadie (Belcore). El éxito fue
tan grande que la ópera permaneció en cartel durante treinta y dos días
consecutivos. A medida que se fue dando a conocer en la península y en
los otros teatros del mundo, jamás salió del repertorio. En España, se
estrenó en el Teatro de la Santa Cruz
de Barcelona, el 5 de mayo de 1833 y se ofreció rápidamente en Madrid
(1833), Lisboa y Berlín (1834), Viena (1835), Praga y Londres (1836). La
primera representación en inglés tuvo lugar en Nueva York el 18 de junio de 1838, luego en el Metropolitan Opera el 23 de enero de 1904. Llegó a París y Varsovia en 1839; a Bruselas, Basilea y Estocolmo en 1840; y a Río de Janeiro en 1841.
La edición inglesa de Schirmer de la partitura afirma que la acción tiene lugar "en una pequeña localidad italiana".3
Tiempo: finales del siglo XVIII
Acto I
Esta ópera cómica comienza con Nemorino, un joven campesino melancólico e ingenuo, enamorado de Adina,
una bella terrateniente, quien atormenta a Nemorino con su
indiferencia. Cuando Nemorino oye a Adina leyendo a sus trabajadores la
historia de Tristán e Isolda,
está convencido de que una poción mágica le conseguirá el amor de
Adina. Tiene miedo de que ella ame al sargento Belcore, que se da
demasiada importancia, quien aparece con su regimiento e inmediatamente
propone matrimonio a Adina en frente de todo el mundo. Aparece un
charlatán, el doctor Dulcamara, quien vende una botella que lo cura
todo. Desesperado, Nemorino le pide inocentemente si tiene algo
parecido a la poción amorosa de Isolda. Dulcamara dice que sí, y
Nemorino le compra el misterioso elixir que vende el doctor Dulcamara, con un precio que es igual al dinero que tiene Nemorino en sus bolsillos.
Se trata, de hecho, de vino de Burdeos, cosa que ignora Nemorino. Y,
para lograr escaparse a tiempo, Dulcamara le dice a Nemorino que la
poción no tendrá efectos hasta el día siguiente. Nemorino lo bebe y
siente sus efectos inmediatamente. Animado por el "elixir", Nemorino se
encuentra con Adina y aunque ella bromea con él sin piedad, la audiencia
siente que la atracción podría ser mutua, si no fuera por la petición
de matrimonio del impresionante y pomposo sargento. De hecho, su boda se
ha fijado para dentro de seis días. La confidencia de Nemorino en que
al día siguiente él ganará a Adina gracias al elixir, hace que él actúe
con indiferencia hacia ella. Este hecho irrita todavía más a Adina, pero
ella intenta ocultar sus sentimientos. Por despecho, anuncia su
casamiento inminente con Belcore, pues él ya ha recibido órdenes de que
debe embarcar al día siguiente. Tanto Adina como el Sargento advierten
la reacción de Nemorino ante esta noticia, el Sargento con resentimiento
y Adina con desesperación. Nemorino siente pánico, por supuesto, y
desesperado, pide ayuda a Dulcamara.
Acto II
La fiesta de la boda de Adina puertas afuera está en pleno auge. Allí
está el doctor Dulcamara, e interpreta una canción con Adina para
entretener a los invitados. Llega el notario para hacer oficial el
matrimonio. Adina está triste al ver que Nemorino no ha aparecido. Todo
el mundo entra para firmar el contrato de matrimonio. Pero Dulcamara
permanece afuera, sirviéndose bien de bebida y comida. Nemorino aparece,
habiendo visto el notario, se da cuenta de que ha perdido a Adina. Al
ver el doctor, frenéticamente le ruega una nueva dosis del elixir
milagroso que acabe de decidir a Adina, un elixir que actúe de forma
inmediata.
Pero como no tiene dinero, el doctor lo rechaza, desapareciendo
dentro. Sale el Sargento, solo, preguntándose en alto por qué Adina de
repente ha retrasado la boda y la firma del contrato. Nemorino ve a su
rival, pero es incapaz de hacer nada. El sargento pregunta sobre la
tristeza de Nemorino. Cuando Nemorino le dice que no tiene dinero,
Belcore inmediatamente sugiere que si se alista en el ejército como
soldado, él le pagará inmediatamente. Presenta un contrato, que Nemorino
firma (con una X) a cambio de veinte escudos que Belcore le entrega en
ese mismo momento y lugar. Nemorino privadamente jura ir corriendo donde
Dulcamara para más poción, mientras Belcore se imagina que se ha
librado fácilmente de su rival enviándole a la muerte.
Más tarde, esa misma tarde, las chicas del pueblo cotillean que
Nemorino ha heredado una gran fortuna de su fallecido tío, sin que él lo
sepa. Ven a Nemorino, quien claramente ha gastado el dinero militar y
ha comprado y consumido una gran cantidad de "elixir" (de nuevo vino)
del doctor Dulcamara. Las mujeres lo persiguen, lo cual el chico
atribuye a la eficacia milagrosa del elixir. Adina ve a Nemorino en un
estado de ánimo alegre y, al verlo rodeado de mujeres y atrapado en el
júbilo que le proporcionó el "elixir", se siente descorazonada al creer
que él la ha olvidado. Se encuentra con el doctor Dulcamara y le
pregunta qué le ha pasado. Entonces, Dulcamara, sin saber que Adina es
el objeto de los afectos de Nemorino, le explica que logró engañar a
Nemorino con la historia del elixir y que ha vendido su libertad para
conseguir más dinero para éste, gastándose hasta el último penique en el
elixir. En este momento, Adina reflexiona sobre lo cruel que ha sido
siempre con el chico y comprende, finalmente, cuánto la amaba, y se
enternece por la fidelidad y la pasión del muchacho. Dulcamara
interpreta este comportamiento como algún tipo de condición que requiere
una cura con alguna de sus pociones.
Se marchan. Nemorino aparece solo, pensativo, reflexionando sobre una
lágrima que él vio en los ojos de Adina cuando él la ignoró antes.
Basándose solo en esa lágrima, queda sinceramente convencido de que
Adina lo ama. Ella entra, preguntándole por qué ha elegido servir en el
ejército y abandonar la ciudad. Cuando Nemorino dice que está buscando
una vida mejor, Adina le responde diciendo que él es amado, y que ella
ha comprado su contrato militar del sargento Belcore. Ella ofrece el
contrato cancelado a Nemorino, pidiéndole que lo tome. Él es ahora
libre. Ella dice, no obstante, que si se queda, nunca más estará triste.
Conforme él coge el contrato Adina se vuelve para salir. Nemorino cree
que ella esta abadonándolo y corre desesperado, jurando que si no es
amado, si el elixir no ha funcionado y el doctor lo ha engañado,
entonces él bien podría marcharse y morir como soldado. Adina lo detiene
y confiesa que ella le ama. Nemorino está feliz. Adina le ruega que la
perdone por haber bromeado con él. Él lo hace con un beso.
El sargento regresa, y ve a los dos abrazados. Adina le dice que ella
ama a Nemorino y deshace su compromiso. El sargento se toma bien la
noticia, y responde que hay muchas otras mujeres en el mundo, y tiene a
su alcance todas las mujeres que quiera. Dulcamara empaqueta sus cosas y
asoma por una puerta, y declara que toda la situación es debido a su
prodigiosa poción mágica, y que será feliz de proporcionar elixir para
la siguiente conquista del sargento. Se ha reunido un grupo de gente, y
todos están de acuerdo en que el elixir ha funcionado, todos corren a
comprar botellas del «elixir amoroso» y se unen en un cariñoso adiós al
doctor.
Estructura de la ópera
Acto I
Preludio y Coro de introducción: Bel conforto al mietitore (Giannetta, Coro)
Cavatina: Quanto è bella, quanto è cara (Nemorino, Giannetta, Coro)
Escena y Cavatina: Benedette queste carte... Della crudele Isotta (Adina, Giannetta, Nemorino, Coro)
Marziale
Cavatina: Come Paride vezzoso (Belcore, Adina, Giannetta, Nemorino, Coro)
Recitativo: Intanto, o mia ragazza (Belcore, Adina, Coro)
Escena y Dúo: Una parola o Adina... Chiedi all'aura lusinghiera (Nemorino, Adina)
Coro: Che vuol dire codesta sonata? (Coro)
Cavatina: Udite, udite, o rustici (Dulcamara, Coro)
Recitativo y Dúo: Ardir! Ha forse il cielo mandato... Voglio dire, lo stupendo elisir (Nemorino, Dulcamara)
Final I
Recitativo: Caro elisir! sei mio! (Nemorino)
Escena y Dúo: Lallarallara... Esulti pur la barbara (Nemorino, Adina)
Terceto: Tran, tran, tra. In guerra ed in amor (Belcore, Adina, Nemorino)
Escena y Cuarteto: Signor sargente, di voi richiede la vostra gente... Adina credimi (Giannetta, Belcore, Nemorino, Adina, Coro)
Quanto è bella, quanto è cara ("Cuán bella es") — cavatina de Nemorino, escena 1
Della crudele Isotta ("De la cruel Isolda") — Adina en el Acto I, escena 1
Come Paride vezzoso ("Justo como el encantador Paris") — cavatina "marcial" de Belcore en la escena 1
Chiedi all'aura lusinghiera - Dúo de Adina y Nemorino. Como Don Pasquale,
esta ópera tiene una extremada gracia en su construcción, y muy
brillante y alegre en sus efectos musicales, particularmente en los
dúos.
Udite, udite, o rustici! ("¡Oíd, oíd, oh, rústicos!") —
cavatina del doctor Dulcamara en la escena 2; es una admirable canción
bufa, comenzando con el recitativo "Udite, udite, o rustici", en la que
el doctor Dulcamara describe sus mercancías a los rústicos.
Voglio dire...; Obbligato, ah! ("Quiero decir...; ¡Ah! Agradecido") — dúo entre Dulcamara y Nemorino, de gran encanto en su espíritu y humor.
Esulti pur la barbara ("Regocíjese pues la bárbara") — Dúo de Adina y Nemorino en Acto I, escena 2
Acto II
Barcarola para dos voces Io son ricco e tu sei bella ("Yo soy
rico y tu eres bella") — Dulcamara, Cuadro I; como el dúo entre
Dulcamara y Nemorino del Acto I, este también es de gran encanto en su
espíritu y humor.
Ai perigli della guerra ("A los peligros de la guerra") - Dúo de Nemorino y Belcore, Cuadro I
Quanto amore!; Una tenera occhiatina ("¡Cuánto amor!; Una tierna miradita") - Dúo de Adina y Dulcamara en Cuadro II
Una furtiva lagrima
("Una furtiva lágrima") — Nemorino en Cuadro II; es una bella romanza
para tenor, la pieza más conocida de la ópera, de popularidad mundial, y
que tiene la misma relación con el conjunto de la obra como la Serenata de Don Pasquale.4
Prendi, per me sei libero ("Tómalo, te he liberado") — aria de Adina en Cuadro II
Valoración musical
Junto con Don Pasquale y El barbero de Sevilla, El elixir de amor
es una de las más encantadoras joyas de la ópera cómica del siglo XIX,
así como una de las cimas de la producción de Gaetano Donizetti, por su
frescura vocal, la acertada caracterización de los personajes y la
entrañable ternura que supo imbuir en unos arquetipos para dotarlos de
humanidad, además de una partitura con una inspiración y frescura que no
decae en ningún momento. Nacida como una simple obra de circunstancias
porque el compositor anunciado no había presentado su obra en el término
previsto, el músic obergamasco sólo tuvo catorce días para conseguir
esta obra maestra (en la cual aprovechó acertadamente números
pertenecientes a obras anteriores), que obtuvo un éxito triunfal que no
fue eclipsado de entonces en adelante. Una obra en la que el reír se
convirtió en sonreír y esto se cubre con una pátina de melancolía como
en la célebre aria de Nemorino Una furtiva lagrima.5
La música de El elixir de amor no es inferior a la de Don Pasquale
en chispa y brillantez. No obstante, el punto débil es la trama,
insulsa e infantil. La música de Donizetti es considerada fresca,
graciosa, y ocasionalmente tierna.6
ManéCumple de mi Principe en su casa de Viamonte...
Una furtiva lágrima
en sus ojos despuntó,
a aquellas alegres jóvenes
envidiar pareció.
¿Qué más buscando voy?
¿Qué más buscando voy?
Me ama, sí, me ama, lo veo, lo veo.
¡Un solo instante los latidos
de su hermoso corazón sentir!
Mis suspiros confundir
por poco con sus suspiros.
Los latidos, los latidos sentir,
¡confundir los míos con sus suspiros!
¡Cielos, se puede morir...!
No pido más, no pido.
¡Ah! ¡Cielos, se puede, se puede morir...!
No pido más, no pido.
Se puede morir...
¡Se puede morir de amor!