Te recuerdo
entre las páginas amarillas
y las largas cartas.
A tu voz
de espìritu libre e ilustrado
desvistiendo
la vanidad, vulgar e infantil
del servilismo
del alma insensible
de los oìdos cerrados,
la mirada turbia
del hombre bàrbaro
y del rey
Te oigo,
te escucho
en el valor, nobleza y honradez
y en estas tres palabras
en que el sentimiento
de la solidaridad estalla
ante la cobardìa y la vulgaridad,
y, sin el brillo del nombre
Han pasado muchos años
y son muchos aùn
que no saben ,
ni en prosa ni en verso,
lo que es;
Libertad. Igualdad, Fraternidad
Manè
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