Nada se olvida más despacio
que una ofensa y más rápido
que un favor..
Todos esos años de heridas e injurias narcisistas
de acritud, furia y altivez.
ultrajando el sentimiento de la propia dignidad.
De tiempos de perdones, caricias y adioses,
de penas penando en el corazón.
De morder el carmín de los labios
para no llamar.
De dejar todo y partir lejos...
de lo obvio y enmascarado.
De escapar del amo,
detentor de un poder absoluto y soberbio.
De esas asfixiantes horas interminables
de superioridad arrogante,
de contemplación de lo propio
con menosprecio...
Tú y tú mundo,
separado al mío de un abismo...
Por mí, solo por mí, ante la soledad
y ese vacío insondable
que juraba amarte.
Me marcho en silencio
despuntando el momento a la vida,
escuchando a el corazón,
sin aferrarme a nada y en la sangre,
descubriendo sin miedos,
a olvidar, a perdonar...
A amar y amarme
en constelaciones de fragmentos
hasta que lo quiera Dios
Mané Castro Videla
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