Hay silencios
que huelen a muerte
en las aguas del Río de la Plata
deslizándose lentamente,
silenciosamente
Huelen a muerte
a muerte de amor
de ti y de mí,
de la nuestra,
de la Patría nuestra.
Hay monólogos,
frases hechas en la sombra
de los incapaces
Hay silencios hóstiles
cargados de agresividad
de seres infieles e injustos
Hay acciones
que nos hablan de sus ojos ciegos,
el odio y la violencia
La injusticia
de los que la administran,
de su hambre que lo hace ignorante
en su vocación
Hay palabras
de irresponsabilidad y gravedad
en que los hombres
no cumplen y solo traicionan
enmancillan a la nación
con su pluma y su letra
redonda
anterior
colmada de vacíos
Hay olor a muerte
de odio al hermano
Odio a ti, a mi y a todos,
de odio a sí mismo.
Hay olor a muerte
en los jueces que se creen,
se la dan, de ser la libertad
Hay olor a muerte
en el yugo de su esclavitud
en el pecado del señor juez,
En el ser de su ser,
de sus fallos
de ser el falso dios argentino.
¡Hay olor a muerte!
en el campo de la conciencia
en los altos principios
en el corazón grande de los hombres
¡Hay olor a muerte!
mientras la ley grita:
¡Dios! ¡Dios esta vivo!
Mané Castro Videla